domingo, junio 28, 2009

Areíto

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27 Junio 2009, 11:35 PM
Crítica
Tiempos de poesía en Rock: Janio Lora
Escrito por: NAN CHEVALIER

Aunque mi campo creativo no es la música, sino la literatura, siempre me ha fascinado la relación que existe entre esas dos artes.

Las letras de las canciones populares son un tipo de manifestación literaria, y hay numerosos casos en los que un cantautor escribe mejor poesía que ciertos poetas.

Resulta grata la sorpresa de escuchar el contenido literario de las canciones de algunos de nuestros más jóvenes cantautores dominicanos, especialmente aquellos que se dedican de manera casi exclusiva al rock.

Hoy deseo comentar acerca de las letras de las canciones escritas por uno de nuestros más destacados cantautores jóvenes: Janio Lora y las letras de su CD Ahora mismo, que incluye los temas Forma, Disparo, Historia de un futuro, Vitaminas, Exceso, Cámara, Sin miedo, y Despierta.

Las reflexiones sobre la existencia, el ser y el amor están presentes en la canción Forma, como podemos confirmarlo donde dice: “Vida, es lo que pueda entender, lo que pueda interpretar de los días.” O más adelante, cuando hay una búsqueda del significado de la vida. La canción nos dice: “La vida es así, una especulación o el espacio comprendido entre los dos (entre dos conceptos) o entre dos cuerpos, qué sé yo.” La referencialidad (la alusión a motivos culturales) es otra de las características que identifican a estas canciones de Janio.

En la canción Disparo, por ejemplo, el poeta-cantautor se refiere a un “asesinato en Manhattan” y a “cien años de soledad”, en indiscutible alusión al cine y a la literatura contemporáneas. Es preciso señalar que en la misma medida en que un texto (poema, novela, canción…) hace referencia a los motivos culturales, en esa medida ese texto se aleja de las grandes masas, del gran público, pues para entender y sentir con emoción los temas o referencias aludidas, es preciso contar con un nivel mínimo de formación académica y cultural.

Dicho de otro modo: mientras más referencialidad posea una canción o cualquier otra forma de arte, menos público se identificará con ella. Esto supone un riesgo, si se anda buscando sólo dinero y fortuna; y supone una gran valentía, si lo que se quiere conseguir es reconocimiento social y valoración artística. Es por ese detalle que nuestros jóvenes cantautores merecen mayor apoyo, especialmente de todas aquellas personas que poseen formación académica y cultural, empezando por los mismos artistas, sensibles ante esa forma de ver y entender el mundo. El esfuerzo que realizan autores como Janio, Marel y Alex, entre otros muchos, debería encontrar mayor eco y reconocimiento entre otros artistas ya establecidos, apoyo no sólo en el plano económico (respaldando sus proyectos musicales) sino incluso con algo más sencillo: asistir a los conciertos y adquirir los CDs.

La literatura dominicana conoce bien de las dificultades que enfrentan los jóvenes escritores para publicar sus obras; pero en el caso de la música popular (¡qué decir del rock!) los inconvenientes resultan descomunales. Las limitaciones educativas de nuestra sociedad es la causa de que muchos jóvenes no tengan las bases intelectuales para identificarse con las historias que narran estas canciones. ¿Qué hacer, entonces, bajar el nivel de las letras o elevar el nivel educativo de nuestra población? Por supuesto, hay que aspirar a esto último. Volvamos, de todos modos, a nuestro análisis de las letras de las canciones.

Historia de un futuro es una de las canciones más exigentes, desafiantes de Ahora mismo, primer CD de Janio. Allí aparecen entrecruzados temas tan interesantes como aparentemente antagónicos o contradictorios: la cotidianidad, el tiempo, los sueños, la utopía del amor… En las primeras estrofas nos enfrentamos a la novedosa combinación de elementos narrativos con datos de la vida cotidiana o, dicho de otro modo, a una narración de lo cotidiano, de lo aparentemente trivial: “Hubo cangrejos programados para matar, hubo miseria, hambre y soledad, ahora ya sé que la idea de lo ideal fue sólo imaginación. Y dos serpientes programadas para correr, un ciego juega ajedrez, un hombre cruza los brazos otra vez, no resolvió la ecuación.” En la cuarta estrofa confirmamos que el mundo fascinante de los sueños (con o sin Freud) es una constante preocupación temática de Janio.

La estrofa dice: “[…] un hombre cruza los brazos otra vez\ dejó en el sueño la acción.” Luego, el poeta- cantor plantea una interrogación que a todos nos alcanza: “Por qué parece una utopía hablar de amor\ y suena a contradicción?\ ¿Será que la sumisión general\ nos hace suicidar?” En Vitaminas (una canción que posee la virtud de la difícil sencillez propia de la buena literatura) nos enfrentamos, de manera sutil, al planteamiento filosófico del ser, de lo que soy-yo-en-el-otro. La canción lo dice de este modo: “Cuando me acuesto, me despido de mí con un beso; cuando despierto, me veo vivo y me sorprendo.” Estrofa poética y filosófica a la vez, en esa tradición literaria hispanoamericana que evoca, con igual fuerza, al Borges de los espejos y al Sigmund Freud de La interpretación de los sueños. Sueño y realidad confluyen en este poema-canción (“Si pudiera venir del sueño a la realidad\ no tendría más pesadillas.”) en una concepción de la existencia que reitera la idea del amor como utopía.

Desde el punto de vista puramente formal, en Vitaminas Janio emplea una gran dosis de recursos estilísticos, entre ellos el de la paradoja, cuando afirma: “Porque en mi vida\ hay oscuridad a plena luz del día.” E introduce el humor negro, irónico, cuando afirma que, a pesar de los pesares, “Te aguantaría\ hasta más de catorce días.” En la canción Excesos, Janio crea todo un juego poético a través de la combinación de elementos relacionados con los astros. En esta canción se da una relación amor-luna-estrellas-mujer-hombre. Hay, además, una visión relativamente pesimista (o muy madura, según se entienda) sobre el amor. Dice la canción: “Yo no te pedí que interrumpieras mi vieja órbita lunar, es que soy susceptible a las estrellas y parecía que brillabas de verdad.

No fue mi intención abortar el caso, no fue mi intención dejarte en el espacio. Ya sé que el amor es una lotería en la que nadie gana nada, ya sé que el amor es un exceso de las palabras.” El surrealismo, lo narrativo con detalles surrealistas, está presente en Cámara, canción escrita a cuatro manos entre Janio y David Dickson. Se trata de una verdadera aventura de la imaginación, dos espíritus en plena alucinación sobre la cotidianidad. Escuchemos: “Las páginas de este libro abierto son espejos rotos, pero es que no puedo verme muy bien, porque estoy fuera de foco. Dormí sellando en el pasado mi mente mensualmente, corriendo de espaldas hacia atrás me eché a soñar deliberadamente.

Y no me cuesta dar mis manos, y no me cuesta dar mi sol. Las páginas de este libro abierto es lo que ves en el reloj”. Esas estrofas resultan suficientes para afirmar que estamos ante una de las más peculiares canciones del CD, especialmente porque la convergencia de lo surreal con lo cotidiano (“Caminé por senderos desolados\ esperé en largas filas de espera\ me acerqué un poco a ver…\ el foco estaba afuera”) dan un toque preciso de verosimilitud al lado alucinante de la composición. El CD de Janio concluye con otra canción impactante, que introduce el elemento social y político. En la canción Despierta, hay un grito de alerta sobre las dos últimas décadas de la República Dominicana. Los problemas de la corrupción, de la negación de la historia, del silencio cómplice, aparecen en esta canción con una fuerza desgarradora. No se trata del Buenos Aires ni el Rosario, de Fito Páez; no es el Madrid, de Joaquín Sabina. Es el Santo Domingo de Janio Lora, el Santo Domingo nuestro de cada esquina.


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