viernes, abril 29, 2005

Fuego apagado

Cuando José Gabriel nació, agarró el cordón umbilical como una manguera. Su papá lo inscribió en los bomberos y a los veinte años manejaba el camión. Cansado de los escalones, se deslizaba por el pasamanos de su apartamento.

Le tocó un edificio en llamas, el infierno en persona, un tipo sin camisa y la chica en ropa interior que no podía disfrazar su mirada de dos miedos distintos. El fuego desordenó el momento, pero José pudo distinguir el calor de sus panties favoritos. Ella apeló al peligro con “mi-amor-sácame”. El disparó venganza en forma de “¿Y a mí quién me salva?”.

martes, abril 26, 2005

Extremistas

Antes preguntaba por qué para las hormigas era tan fácil complicarse la vida. Cuando vas al baño, a menudo aparecen pelotones marchando justo por el futuro trayecto del agua, o muy cerca del jabón mojado. Te secas las manos con un gesto de solemnidad y resignación, tras cometer asesinato involuntario, pero más adelante las encuentras sobre tu gavetero cargando huellas de menta, dejando su vida a voluntad de la suerte, como los humanos.

Las hormigas son expertas en deportes extremos. Está calculado que si un humano practica alguna actividad equivalente, su cuerpo se vuelve talco, como si aceleraran la vida con el buscador de las caseteras.

Las hormigas se burlan de eso. Constantemente, se pasean por el borde de la imaginación, pasan sin darse cuenta por las ruinas del cansancio (fíjense que lo único que comen es azúcar y la tasa de obesidad es bajísima en su población mundial).

Ahora me doy cuenta por qué el ejército es tan efectivo. No sólo se trata de su uniformito rojo o negro, lo que pasa es que ya están acostumbradas a forcejear con la vida.

Su actividad favorita es deslizarse. Por eso acuden masivamente a los baños y cocinas, para que cuando la gente esté en otra cosa, tirarse por la pendiente resbalosa con sus gafas, dejando sus antenas atrás, en las manos del viento, con sus patitas confundiéndose entre sí mismas, produciéndoles una punzante cosquilla en la panza.

Alcanzan velocidades impresionantes, se detienen con la clavija que controla el paso del agua y se devuelven. Hay que decir que a pesar de que no son muy buenas nadadoras, difícilmente se ahogan, porque pegan con firmeza sus débiles patitas al suelo, con tracción en todas las gomas. Otras, empapadas de agua, no pueden caminar porque una gota les retiene un pie; entonces espera unas cuantas brisas, hasta que seque y luego camina como nueva, aunque con ligera fatiga en los tejidos.

Cuando hay gran número de competidores, una brigada de bomberos se para junto a la clavija a controlar las caídas y ayudar a cualquier deportista en problemas. Además, cada ciudad tiene su selección de competidores que envían a torneos que son famosos en todos los hormigueros.

Toda actividad extrema en las casas, termina cuando un humano se acerca. Las hormigas fingen haber regresado a la normalidad, se paran derechitas, creyendo que uno no sabe lo que estaban haciendo, y hasta se hacen las muertas.


De "Camaleón", 2000.

lunes, abril 25, 2005

Mierda Cañizares

Coño, Cañizo, te moriste. Tanto joder, para venir a morirte en primavera sin avisar, sin ponerte malo, sin hacernos invertir una lágrima anticipada; como siempre, todo lo tuyo es urgente. ¿Qué clase de tour es este?

Acostumbrado a las despedidas de semanas felices, no supiste decir adiós, me contaron que te fuiste a dormir y no volviste. ¿Qué dirán las playas y los ríos cuando vean que no vuelves? El paisaje guardará la esperanza de tu visita, porque había esperado mucho más que una eternidad para que nacieras.

¿Quién me llevará a conocerme? Coño, Cañizares, te me fuiste, tío, amigo.

martes, abril 19, 2005

Feliz cumple, poeta

El poeta nace todos los días cuando despierta y desde temprano se fuma su velita de cumpleaños. Copiloto nocturno de noches que vuelan, cómplice de la espera de la muerte, colchón de lo inexplicable, culpable de frases, cuentos, botellas. Sueña con prender a Cheva en un bar bebiendo con Sabina, calcula el movimiento de los cuerpos y celebra el año nuevo después del mes trece. Isaac es muchas cosas, un amigo es poco. Es mi hermano de todo tipo de sangre, extintor del fuego que nos quema, fabricante de alas nuevas, es Gabriel, El Poeta, Amsedel y cien palabras más.

Alfredo

Papá había dicho que era mejor criar al pollo antes de comerlo. “Así controlamos el relleno”, dijo besando su tabaco. En medio de la cuenta regresiva, había que ponerle un nombre y antes de que le crecieran las alitas, se llamaba Alfredo.

Lo dejábamos en el cuarto donde tirábamos todo lo que no se usaba. Pedazos de madera, sillas rotas, periódicos viejos, revistas y un pato de juguete que los niños rechazaron criticando abiertamente su estética.

A los pocos días, Alfredo esaba encantado con el patito, que se mecía con cualquier roce y de vez en cuando dejaba caer un expresivo “cuac” sobre los ojos maravillados del pollo. A la semana, compartía su comida con el “made in Korea”, dormía a su lado para esconderse del frío y jugaban a la lucha libre hasta el cansancio.

Alfredito se había convertido en Alfredo con un pecho que prometía “cordon blue” y en el que no cabía tanta fascinación. Había encontrado su media naranja.

Evitamos tener mucho contacto con ellos, para no mezclar los sentimientos con la comida y el día del cumpleaños de mamá, mi padre comentó que Alfredo ya no buscaba nada vivo.

El pollo había visto fotos sospechosas en una revista vieja de cocina y de vez en cuando se asustaba cuando los humanos irrumpían en la habitación con cualquier arma blanca. Se lo comentaba al pato, pero este nunca opinaba. Por eso, cuando papá entró con un delantal puesto y guantes sucios, Alfredo se dio cuenta de que debió preparar un plan de escape, pero ya era demasiado tarde.

Cuando lo mataron, Alfredo había muerto por dentro, viendo la indiferencia de su novio mientras lo agarraban por el cuello. Alfredo empezaba a correr, pero papá tomaba al pato que miraba al pollo sonriente, entonces Alfredito salía en defensa de su amor y en medio de dos swings lo agarraron y no llegó a pegar otro picotazo más. El pato le había hecho una perrería.

Entonces el mundo se le iba y él deseaba morir para evitar la secuela de una traición tan premetidada.

La habitación olía a plumas de pollo. Al pato lo tiraron al zafacón, por los salpicones de sangre. Y nunca paró de reir. Ahora quiero mandarme a hacer una sonrisa a Korea.

jueves, abril 07, 2005

Punto fijo

Me quedé un rato mirando el espacio vacío y ahora veo en todas partes tu facha de holograma. Bajé sintiendo que me esperabas y subí. Alguien me llamó en la recepción de la oficina y tu celaje cayó sobre la cabeza del lavador de carros del parqueo, que había ido a cobrar. Entonces, te dibujaste en las paredes, el inodoro, en el ascensor.

Quise erradicar al fantasma pensando en la cantidad de distracciones que existen en el mundo, guerra, literatura, chicas, naturaleza, tecnología, rock, Argentina, Barcelona, París, los planes, el trabajo diario. Pero sigo en lo mismo que al principio.

miércoles, abril 06, 2005

¿Coreografía?

No es ficción. El cuento ha dejado de ser mentira. El mundo va rumbo a otros espectros. Cojan ahí.

Esto apareció hoy en Diario Libre. Los chinos se dejaron joder. Seiscientos millones de bailarines.

http://diariolibre.com/app/article.aspx?id=30699

El día del salto

Nueva York. El sitio en internet World Jump Day sostiene que si 600 millones de personas saltan al mismo tiempo, se puede modificar la órbita de la Tierra y terminar así con el calentamiento global. Por eso está reclutando voluntarios para dar el salto el día 20 de julio de 2006. Hasta el momento casi 100 millones de entusiastas ya se han comprometido. El portal incluso le informa la hora del salto según su lugar de residencia.


Punchen ahí:

http://janieta.blogspot.com/2004/12/coreografa.html

sábado, abril 02, 2005

Perro

Juan salía de la casa de su novia cuando observó a los vecinos devolverse desesperados a sus apartamentos y encerrándose en sus carros. Algunos se quedaban fuera, no les abrían y se decepcionaban. Juan mira la dispersión, pero no se da cuenta de que el aparente meteoro no es más que Terror, pastor alemán, campeón olímpico, cinturón negro, mascota del dominican que juega futbol americano. Juan corrió, y por ponerse a pensar en qué pasaría, le arrancaron un lado de asiento. El dueño agarró al animal mientras Juan lloraba boca abajo su predisposición. Sangró su futuro, qué mal. Terror malo.