jueves, septiembre 16, 2010

Cuando contar es quitarse la ropa



Primero euforia, fiesta, la celebración de la vida. Así empezó a componerse el disco nuevo, desde tierras lejanísimas en unas vacaciones inolvidables. Lo bueno de los aviones es que la gente ni se ve desde allá arriba, uno comprende la pequeñez de la humanidad y por lo tanto, la diminuta estatura de los problemas. Invitaba a disfrutar la brevedad de la vida, rock 'n' ron, corta pero ancha, brindis, risas y sonrisas.

Sin embargo, después de la calma, llegó la tormenta, que empezó con un corazón destrozado, con tocar fondo en todos los sentidos, perdido en una profunda oscuridad, rodeado de gente pero solo, asistiendo al funeral del futuro. Pero para buena suerte mía, aún no había llegado lo peor... que llegó después, con la salud de mis padres en juego, con un accidente que casi me quita a mi hermano, con la vida en un constante estado de alerta roja.

Y no sólo era yo. Mis compañeros de barco también tienen corazones frágiles y lágrimas y pulmones para reír a toda máquina. Y por supuesto que también cayeron, porque la vida es caer y levantarse, al menos en un sentido, pero como buen equipo de Primera División, no dejamos nunca de pasar el balón, de luchar por el conjunto, de tener el vestuario sano.

Y la música nos daba una razón para recordar al sol, para creer que la mañana en algún momento llegaría y tener en foco mis objetivos fue un seguro de vida, una garantía de que llegaría ileso al día siguiente. Y entonces mis amigos al acecho de que cada lágrima no fuera vertida en vano.

Luego el sol salió y con él se abrieron muchas puertas, el corazón cicatrizó con actitud, con una bienvenida prepotencia, recuperé la vanidad, las ganas de ir por el gol, reinicié negociaciones con la muerte enamorada (para que no quedara embarazada) y todo eso, todos esos cambios son la piel de un disco que no deja de ser el antídoto y (al mismo tiempo) el registro de una etapa intensa, hermosa, vital, mortal, que nos sigue poniendo a prueba con situaciones complicadas que ya sabemos driblear, que quizás nosotros somos frágiles, pero las ideas no tienen cuerpo y no se rompen, el cuerpo se dobla, pero tenemos canciones de sobra.

En 4 días terminaremos totalmente la grabación. Y sé que volverá la fiesta, la celebración de la vida, la diminuta estatura de la humanidad y once canciones que han sido paridas, queridas, alimentadas y educadas, vorazmente criticadas por nosotros mismos, asesinadas y vueltas a parir y otra vez lo mismo, pero con más ganas. Espero que ustedes las reciban con la simpatía que merece la gran cantidad de amor y destrucción que pusimos en ellas.

Eso sería el segundo mejor premio, porque el primero es el privilegio de contar con una persona de la clase de Allan Leschhörn, haber compartido con estos hermanos locos geniales como Oliver, Ely, Janiomike, Bolívar, Boli, con las bellísimas almas de Ilia De La Rosa, my hard bro Chris Hierro, Vitico, Badir & Pablo, Jorgy, Jeff, Carolinha, Homero, Vicente, Scarlet, en fin, un grupazo de gente que adornan la escenografía del mundo.

1 comentario:

Gina Marina dijo...

Janio! Que felicidad! Finalmente vere (o mejor dicho, escuchare) el resultado de este pasado ano. Desearia tanto estar alla, y poder escuchar tu voz entre tragos de ron, whisky o hasta cerveza en la zona. Y cualquiera piensa que estoy a distancia de oceanos, pero aunque este en la misma isla, me siento taaaan lejos.

Un fuerte abrazo y un brindis por ese disco!

SALUD!