sábado, enero 01, 2005

El perfume


A Melina lo que le gustaba era poner fragancia de toronja en la gaveta de sus panties. Pancho, su papá, cuando salía al patio a buscar frutas, sólo encontraba naranjas, porque Melina -que estudiaba agricultura a escondidas- estaba muy atenta al nacimiento de las flores, y un miércoles elegido salía a quitar las toronjas, pasándole por el lado a los gallos que roncaban más alto que el movimiento de los árboles y las pisadas
de Melina sobre las hojas secas.

Era Melina tan sutil en su labor, que a veces hacía cosquillas a los gallos debajo de sus alas, para que de tanto placer y comodidad, se levantaran más tarde a despertarnos a todos.

Entonces, nos levantábamos y Pancho sentía como que las siete eran las once y Doña Magda a la hora del desayuno tenía hambre de mediodía. Además el perro.

Era cuestión de quince minutos. Tomas la toronja, la metes a empujones en el potecito, enroscas el atomizador y listo. Ahí tienes esencia de toronja que te durará hasta que nazcan de nuevo las flores que Pancho miraba ya sin esperanza.

Un día Doña Magda pensó, cosa que no era muy frecuente por la creencia de que todo está escrito y el manual para vivir existe. Había leído en el periódico que las vacas estaban enfermas en otras ciudades y qué pasa si las toronjas están enfermas. Fíjate que cuando se caen las flores, no aparecen en el suelo y debe ser un animalito hambriento.

Entonces, la pareja compró el insecticida más poderoso y Melina la pomada.

6 comentarios:

Renny R. dijo...

Será coincidencia? Bueno, te iba a pedir ese texto en estos días porque tengo Melinitis, ella está en Francia y ahora no está aquí conmigo.

Janio, en serio... dónde tu estás? No me digas lo del cel porque ahí no te encuentro.

Feliz año nuevo,

Tu mejor amiga.

Gabemaster dijo...

Janieta FeLIZ aÑo. usted siempre tan inspiracional siga asi. Un dia de eto le doy el prestigioso premio PITUFOXS de literatura. Ya lo sabe.

Lizzie González dijo...

me encanto el final...sutilmente inesperado

mike dijo...

lo ví, lo oí, pero sobre todo lo olí.
me gustó mucho, las palabras se deslizan.

sahira fontana & géber garcía dijo...

si si, estoy de acuerdo, me imagine todo, una imagen maravillosa.gracias.

Anónimo dijo...

...y Doña Magda a la hora del desayuno tenía hambre de mediodía.