Anoche continuó la práctica, preparando especialmente el concierto del próximo viernes. Como teníamos una semana sin vernos, las ganas aceleraban el paso, el recuerdo de nuestras propias canciones nos parecía lentísimo y a mitad de canción qué risa, con las palabras empujándose para salir más pronto y los solos caminando como Charlie Chaplin.
A mitad del ensayo, Allan había logrado calmarnos y yo había vuelto a cantar, hace rato que no lo hacía, llevo varias presentaciones salvajes consecutivas, con otros objetivos, pero esta vez quiero cantar, al menos hasta la séptima canción (número de la suerte), a partir de ahí sí podremos permitirnos excesos.
Sacamos algunas canciones que siempre tocamos, introdujimos otras, incluyendo un cover que sólo sonaba en los ensayos. Por fin debutará en vivo.
Sociedad Anónima viene por ahí, hablaba con Leo sobre ese viernes que promete mutar de recital a celebración rockera de violenta alegría. Los muchachos tienen seteados los sonidos que me llaman por mi nombre, Allan se recupera de una gripe japonesa, Oliver esquivó el Rick y le untó Warwick a Carla con todo y jugo de cranberry, Boli me hacía saltar con el redoblante, Bolívar nos puso a reir cada dos minutos y Mr. Collins debutó oficialmente con su Stratocaster que acariciaba la espalda de la furia roja, la Les Paul (E.P.D.) del Leschhörn.
Así que hagan ejercicios y prepárense para cabecear, saltar y bailar.
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