Tocamos las lagunas del pasado confundiendo las partes de los cuerpos. Una muñeca distinta en cada lado, se gira el espectro como una moneda y de repente la cara de ella con el cuerpo de una flaca, la flaca con el cuerpo de ella hasta que terminaba acertando la especie de jackpot que cambiaba la habitación con no sé cuál de los dos cuerpos y alternaba con el casino del hotel. Ropa interior-bikini, playita-cafetería, labios-ombligo. Diseñamos complicados planos arquitectónicos de huellas digitales, demasiado vodka y pocas croquetas en todos los escenarios.
De repente, la diversión empezó a percibirse con límite de tiempo, llegó una sensación de estar en el fondo de algún lugar (un pozo, por ejemplo), las imágenes empezaron a diluirse, los pixeles se deslizaban, se formó una mano que haló todo y desperté. Escuché a mi madre oyendo las noticias, reestrenando los pulmones en esta nueva superficie. Otra vez la rutina me hacía caer en las mismas lagunas en que estuve a sólo un par de pasos y por alguna razón me quedé con la palabra en los dedos.
7 comentarios:
"...por alguna razón me quedé con la palabra en los dedos."
wow, wow, WOW!
que bien.
lola
sí, conozco esa sensación de quedarme con la palabra en las puntas de los dedos...
Muah! te quiero mucho!
Puede ser el arte de jugar con las muñecas: las de carne, las de plástico y latex y las que nos quedan al final de los brazos... Para escribir los libros de la imaginación solo hace falta vivirlos... y sentirlos!
Buena, Marel, excelente.
¿Cuáles son las que más te gustan?
jajajajajajajajajajajajaja!
uhm! dejame ver?
No se por que, pero despues de leerlo me me dieron ganas de miar.
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