En cuanto vi la hermosa costa este de Nueva Zelanda, supe que me llevaría el sabor del aire y el azul rotundo del cielo para siempre, el olor del mar, la lejanía, la falta de cosas pendientes, la libertad. Pero también los bikinis, el agua caliente, el trago, las galletas de Osmany, la música que escuché todo el tiempo. Todo eso reapareció entre las cuatro paredes de Terra Nota, cuando viajamos de Tauranga a Dunedin, de la mano de Lingopoff, con Allan haciendo trucos de magia en cada compás. Oliver jugando entre cuerdas y Janio Mike le hacía la segunda voz con las manos al Leschhörn.
Pero antes habíamos ya incendiado el aire con Cranberry, como siempre una canción que nos pone las pilas, empuja, nos obliga a jugar duro, saca la adrenalina. Y entonces los tonos altos y agresivos. Este disco nos traerá retos mayores en vivo, habrá que presentar buenas condiciones para reproducir esas gargantas arriesgadas que se están grabando, con la intensidad de una banda que combate los aires acondicionados. Espero traerles más reportes pronto.
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