Mercedes acompañó el dolor y lo convirtió en alegría, su canto movió cielo, tierra y pentagramas. Inspiró, justificó, embelleció la humanidad. Mis primeros sueños estuvieron en los brazos de su voz a través de mi madre y los sueños de ella me hicieron levantar muchísimas veces contra todo lo que no fuera coherente con el amor. Hoy perdimos un pedazo grande del alma del mundo. Pero ganamos su felicidad eterna.
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