Cuando sentí ganas de hacer este blog, me prometí que no pondría cosas negativas ni opiniones sobre las vainas de la sociedad dominicana. Pero esta mañana vi el caso de las niñas violadas, con los arrestos, juicio y posterior encarcelamiento de los culpables según el cura que dirigía el centro.
Señores, desde el 2002 violaban y amenazaban a todos los niños que estaban en el centro y ahora el director alega que sólo la cocinera, el jardinero y una lavandera haitiana son los culpables. No solamente estoy escéptico con la culpabilidad de esa gente, sino que además pienso que todos los culpables andan sueltos y los inocentes presos.
Cuando dictaron la sentencia, la cocinera estalló en gritos, cuestionando a Dios, preguntándose qué le dirán a su hijo en la calle, una y otra vez se preguntaba por qué y finalmente, cuando vio que no bajaba a ayudarla una mano gigante desde el cielo, dijo que hicieran lo que quisieran con ella, porque lo único que la consolaba era la muerte. Dijo también que el culpable era el diácono y sus secuaces.
¿Resultado? Al diácono se lo llevaron en jeepeta, protegido por la policía. A la doña la esposaron junto a la cocinera y las pasearon unos cuantos metros por la calle, esposadas.
La gente no arremetió contra ellas. Pedían la cabeza del cura y la libertad para los inocentes.
Entonces, me puse a pensar y realmente los dominicanos seguimos unas luces que no conocemos bien. Nosotros no sabemos con certeza qué es la justicia, nunca la hemos visto ni de cerca. No sabemos bien qué es Dios, ni el Diablo, ni la política, ni la vida, ni la muerte, ni la sociedad, ni nada.
Por eso es tan fácil comprar el silencio en esta tierra de nadie. Porque nadie sabe bien a qué aferrarse, los años marchitaron los ideales.
Y entonces, uno ve eso y dice “qué barbaridad”, pero todo se queda ahí, nadie sube la voz demasiado ni agarra una espada.
Entonces queremos privar en machos con las chicas. Y somos unos nenes. Los que mataron a Trujillo, los que sacaron a los gringos, los que murieron contra Balaguer eran muy distintos, no son nuestros antecedentes. La sociedad actual es de origen reciente, nacieron todos bajo la teta de la sumisión comprada en un principio y ahora ya tenemos un tubo demasiado metido como para poder saltar. Sí, somos haraganes y cobardes de mierda.
1 comentario:
Es que hay cosas, como esta, que no necesitan un comentario. Hablan por si sola.
lizzie
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