Germania mira aterrorizada mi cara. De repente, sentí un frío ensordecedor en la sien y corrí. Alberto ya dejaba su cara pálida en la ventana como un cuadro desde el interior de mi vehículo, Isaac hizo malabares con cigarrillos y cerveza, pero llegó a tiempo para que arrancáramos hacia Constanza a toda velocidad.
Pidió que abriera el baúl cuando la gente empezaba a huir. Sonaron varios disparos y nos fuimos.
Alberto cantaba nervioso, hasta que en la carretera Duarte nos tranquilizamos y nos dejamos disfrutar de su voz, sobre un karaoke de las gargantas a capella.
Llegamos a un comedor y la curiosidad me asaltó por un instante.
- ¿Qué es lo que hay en el baúl?
- Vamos a ver qué es.
- ¿pero no fuiste tú quien metió algo?
- Sí, pero acuérdate que no nos dio tiempo confirmarlo.
- ¿confirmar qué?
Isaac estaba loco. ¡Había agarrado el saco negro y lo metió en el baúl!. Entre Alberto, él y yo no juntábamos a Bonnie & Clyde y empecé a temblar. Isaac justificaba su acción una y otra vez con argumentos peligrosos para su vida, según la agresividad oportuna de Alberto. Las cámaras nos habían filmado y pronto nos encontrarían.
En el trayecto, no le habíamos preguntado a Alberto qué había sucedido, pero en cuanto recobró el color, admitió descaradamente, que lo había olvidado, para luego darnos una charla sobre gente en estado de shock que él había visto en Salcedo.
En ese momento, mientras yo movía las piernas para pensar en algo, escucho una voz de sheriff que nos obliga a levantar las manos y entregar la llave. Le paso las cosas sin mirar atrás, retrasando un disparo que me quemaría el hígado por los cuatro costados, o en el peor de los casos, la próstata, hasta que dos horas más tarde, me tomo el atrevimiento de voltearme y Alberto está desmayado. Isaac se fuma un cigarrillo con un gesto impaciente, esperando que nuestro amigo se levante.
Pregunto.
- ¿qué era lo que había en el saco?
- Ya yo estoy que ni me importa. Y para colmo, este maricón ahora dizque desmayado.
- ¿quiénes lo vinieron a buscar?
- No sé, pero dejaron el carro allí, vámonos.
Al otro día, fuimos a trabajar, como siempre. Cuando llegamos, todos actuaban como si no hubiera pasado nada, pero sentíamos que faltaba alguien, aparte de Flor, que volvería con la primavera. La prensa no había dicho nada y los rottwaillers aparentemente desaparecieron. Nadie se atrevía a preguntar, a pesar de la compañía de una ausencia inexplicable.
Isaac dice que esto no puede seguir así y se decide a llamar al vicepresidente para exigir una explicación. Pero el licenciado nunca atiende la llamada.
3 comentarios:
"Su ropa interior ha suplantado el rating del misterioso objeto del saco, las mujeres sonríen con malicia y los hombres miran boquiabiertos" hahaha. Janio, mi favorito sigue siendo Minas pero este estuvo... wow, excelente.
CLAP CLAP CLAP CLAP!
Bravo, increible, super Jake tu pones a uno en el lugar de los hechos. Besito pa ti.
J M Collins
que habia en el saco???????
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