domingo, abril 21, 2024




 LA EMPATÍA ES UN DM. EL ODIO ES VIRAL.



La mujer en República Dominicana la tiene difícil, sobre todo aquella que quiere “hacer lo correcto”. La disciplina y el conocimiento, son vistas como síntomas de arrogancia, la sensibilidad “es un defecto” y el silencio es castigado.


El “view” ya no tiene miramiento. Es algo por lo que mucha gente arriesga lo que sea. La desgracia genera oportunidades.


Entonces, hay una dinámica. Te dicen: “Fulana habló de ti” (casi siempre mujer), entonces achinas los ojos, haces una pausa, inicias con una oración “sarcástica” y luego disparas lo que sea que pueda ofender a esa persona, mientras los demás arengan o celebran la ejecución del odio improvisado.


Como la gente que trabaja en los medios se va acostumbrando a ese lenguaje, entonces hay que ir subiendo la dosis, como una droga.


Hace unas semanas vi a una mujer lanzando comentarios difamadores contra la presentadora Gabriela Desangles, con una emoción exagerada, un discurso de rabia auto-inducida, una violencia que evidentemente venía desde otro lugar fuera del tema, hacia completar una venganza contra muchas cosas que poco tenían que ver con la víctima.


Cualquiera pensaría que Gabriela sería arropada, protegida, defendida, pero no. Tuvo días más difíciles que la victimaria.


Los compañeros de trabajo de Gabriela la increparon “porque no debió aceptar una llamada de otro programa para hablar del caso”, su jefe anunció que le retiraba el apoyo, la acusó de “hablar mierda” y de “traición”, por no hablar abiertamente de sus sentimientos en la “plataforma” que le paga para otra cosa, y así captar los “views” que puede generar esa situación que afecta seguramente a su familia. Terminó siendo “la villana”, mientras la victimaria salía ilesa. Gabriela difamada, acusada, acosada, indefensa, sola.


Yo, que no soy famoso, he sido blanco de ataques programados. Mi familia ni se diga. Sé muy bien que cuando dirigen un ejército contra ti, la empatía sólo llega por mensaje directo. En público casi nadie se moja. Eso me lo recordó Gabi cuando le escribí para apoyarla, sin darme cuenta de que podía manifestarlo abiertamente.


Los “consejos” de su entorno y el silencio de muchos, terminaron encendiendo el fuego de la hoguera.


Recuerdo cómo atacaron a Gabriela cuando decidió en legítimo derecho no estar presente mientras insultaban a José Horacio Rodríguez y terminaron convenciéndola de que “eso estuvo mal” y de que estaba siendo “mala compañera”. Porque tenemos que insultar juntos, como hermanos.


Me solidarizo con Gabriela, con mi hermana Hony Estrella (que ha sido blanco de todo tipo de ataques sin sentido), y todas aquellas que hasta llegan a sentir que tienen un límite mucho más estrecho para expresarse, sentir, actuar, callar, y darse el lujo de ser humanas.


Esto no es “farándula”. Es un síntoma preocupante que tenemos como sociedad. El odio como entretenimiento deja una vacante para sentimientos más peligrosos.


En ese caso de Gabriela, hay dos mujeres solas. Una a la que nadie defiende y otra a la que nadie cuidó de sí misma. El “view” no ve nada, es ciego. El odio es viral. El amor sólo va por DM.

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