viernes, diciembre 23, 2005

Un par de fotos

Algunas escenas del concierto que de no ser por mi-amor-Magia Ortiz, no tendríamos. Hay que obligar a Marel y Paula a que suelten las suyas.


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Manolo y yo (el orden de los factores no altera el producto).

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¡Qué dupla! :P

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¡Hola Leo!

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Tres mosqueteros.

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Para papáaaa, para pap paráaa.

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Manolexius I.

lunes, diciembre 19, 2005

Lo del viernes

Súper. Todo salió mejor de lo pensado, fueron los de siempre y muchísimas sorpresas. Marel armó la lista de la manera más funcional, el sonido se portó bien, Manolo impresionó, cada día toca mejor. Collins en su concierto más relajado demostró lo que puede hacer, Ely llevó el feeling, los ritmos, calentando el ambiente junto al bongó de SuperMaria, mientras Marel arriesgaba el pellejo con su repertorio más energético y probablemente, extenso.

Fueron más de veinte canciones, la gente se unió de una vez y de los invitados no se sabe cuál estaba más inspirado.

El primero en unirse fue David Vásquez (Chómpiras), bajista de Pavel Núñez, Marte-O-Venus (y del fallecido Pie Izquierdo), con una nueva versión de "Forma" diseñada para la ocasión. Al poco rato, entró Leo Susana y junto a Manolo hicieron una memorable variante de la canción de J.L.S. que se llama "Lunático". Pero Leo había entrado para darnos más, hizo algo de Sabina, Calamaro, entre otras.

Patricia finalmente no pudo ir por culpa de unos ensayos durísimos que tiene de una actividad en el Teatro Nacional, pero la sustituyó nada menos que Peter Nova, quien se unió para tocar "Nada" de Marel, la canción que anda corriendo en la radio.

En fin, pasamos una noche increíble, fue un grupo de gente grande y cómplice, ojalá algún día se repita. Gracias a todos los que pasaron.

lunes, diciembre 12, 2005

HOY

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Hoy es la cosa. Marel y yo tocamos en Cinema Café (juntos por última vez) con nuestros amigos: Manolo, Collins, SuperMaria y Ely Vásquez. Además, participarán la increíble Patricia Pereyra y el rocker lunático Leo Susana, como invitados.

En la prensa salió que es algo así como "un corito", pero realmente es mucho más de ahí. El esfuerzo de todo el grupo, en especial de Manolo, me parece que dará frutos positivos. Estoy de lo más optimista. Qué raro se siente.

Así que Marel y yo en Cinema Café, HOY viernes 16.
A eso de las 9pm, RD$100. Más fácil de ahí, se daña.

martes, diciembre 06, 2005

Pinturita

Ya casi le doy una pinturita a este blog y subo cosas nuevas. Ya está bueno de.

miércoles, noviembre 30, 2005

Marel desenchufla en El Rincón

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Hoy Marel dará un concierto buenísimo a guitarrazos limpios. Invitó a amigos como yo, dime con quién andas, Karel y Manolo ponen seis cuerdas cada uno, Collins y Graciela se unen a distintas canciones, Marel cada día canta mejor. Chequeen el flyer para los datos precisos.

martes, noviembre 22, 2005

Ofréjcome

Señores, miren esa vaina: http://triton.tpd.tno.nl/gigazoom/Delft2.htm

La ciudad holandesa de Delft y sus alrededores caben en una foto. Cierto que la ciudad es pequeña, no alcanza los 100.000 habitantes. Cierto que la fotografía es la más grande tomada hasta ahora, 2,5 gigapíxeles. Pero esta imagen permite tanto una panorámica de toda la localidad como comprobar si los trabajadores de una obra situada a varios kilómetros de la cámara llevan el casco obligatorio.

En realidad, lo que han hecho los científicos han sido 600 fotografías con una Nikon D1x y un potente teleobjetivo de 400 milímetros. Después sólo tuvieron que unirlas. Tardaron tres días usando cinco potentes ordenadores para obtener la fotografía digital más grande jamás hecha. Es tan grande que se vieron obligados a inventar un nuevo formato para guardarla en el ordenador. En bytes, una imagen de 2,5 gigapíxeles tiene un tamaño de 6 Gigas, a razón de 3 bytes por píxel. El formato de imagen TIF, el más profesional, no podía con tantos píxeles.

Estos fotógrafos de lo inmenso se subieron al edificio más alto de la ciudad, con 108 metros de altura. Colocaron la cámara en un trípode y se dedicaron a fotografiar cada palmo. Un motor controlado por un ordenador cambiaba de plano cada siete segundos. Estuvieron una hora y 12 minutos para tomar las 600 instantáneas.

La resolución alcanzada es tal que permite observar la hora, las tres y cinco de la tarde, que marca el reloj de la vieja iglesia de Delft que está a tres kilómetros de la cámara o los radios de una bicicleta que circula a varios centenares de metros. También se puede observar el edificio del Ministerio de Salud ubicado en La Haya, a 18 kilómetros.
En caso de imprimirla, saldría una foto de dos metros de alto por seis de largo.

Más info: http://www.el-mundo.es/ariadna/2004/210/1101491865.html

jueves, noviembre 17, 2005

Sobre el martes

El concierto estuvo bonitísimo. Leo tocó y cantó increíble, me encantó que tocara su canción “Lunático” que es mi favorita de JLS, covers de Phil Collins, Sabina, Calamaro, Pink Floyd, me impresionó la versión de “Diputado Man”. Tony cantó “Peces de Ciudad”, clásicos propios, blues y bachata. Luego me invitaron a cantar y me dejaron solo un rato. En un momento, pensé que ya era suficiente y ellos recién se acomodaban en sus asientos con tragos en las manos. Tony cantó conmigo “Delirium Tremens”, hice un par de las mías y la pasamos de lo más bien.

Estuvieron presentes y les fue dedicada cada canción los amigos del crew Akua, Cristóbal (que cumplió años), su esposa y la figura de Alexis.

Maria Bertha estuvo ahí para cuidarme por dentro, Janio Mike, el Poeta y Howard fieles a las noches con guitarras y bueno, las cervezas.

Iba tan contento después del concierto hasta que un tipo cometió una imprudencia y me chocó. Ahora estoy en el papeleo de lugar y comprobando que la ley no protege a quien la cumple.

Yo iba por la izquierda y el tipo giró y cruzó mi carril para entrar en vía contraria a la Independencia, pero como yo quedé golpeado alante y él atrás “el seguro lo reconoce a usted como culpable, por haber sido adelante su golpe”. Qué país.

Cuídense del nuevo hoyo de la Churchill casi frente a Acrópolis, está del lado izquierdo, como quien va hacia el norte. También tomen en cuenta al que está al cruzar la Gustavo Mejía Ricart, que pincha gomas y dobla aros.

Frase del día:

“La ley es injusta en estos casos”.
Oficial de la policía.

lunes, noviembre 14, 2005

LEO

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Leo y yo hemos pasado ratos increíbles últimamente y me ha invitado a cantar una canción con él en su concierto con Tony Almont, ex-Toque Profundo, al igual que el primero.

Será un honor compartir con ellos, y muy divertido.

miércoles, noviembre 09, 2005

Michers a la Morissette

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Hace tiempo le preguntábamos en la universidad a Michi si pensaba cantar algún día y pedíamos algún cover de Alanis, por lo mucho que le gustaba y el parecido silencioso de algunas actitudes. Cuando eso, no sabía que Michelle pensaba en serio en eso de la música, nos dejamos de ver con frecuencia y hace meses, al reencontrarnos por estos montes cibernéticos, me enteré de que tenía banda y tocaba de vez en cuando. Para colmo, el próximo 19 presenta un concierto acústico con las canciones de Alanis en Casa de Teatro, con músicos que hicieron un tributo a Dave Mathews Band hace poco. Supongo que eso garantiza que suenan súper. Vamos pa' llá. Me alegra haber fuñido a Michelle con eso tantas veces.


La banda:

Michelle Maura - Voz
Ramon Liranzo - Guitarra
Joham Martinez - Bajo
Ismar Torres (el mope)- Percusión

Más info: www.michers.blogspot.com

martes, noviembre 01, 2005

Nada

Ya salió el primer single de Marel. Se llama "Nada", una de mis canciones favoritas de la camada Alemany. Empiecen a pedirla en la radio, así logramos que se vayan acostumbrando a poner buena música dominicana que no sea merengue, bachata ni reguetón. El disco, según vi en su blog, sale el 20 de enero.

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Marel, con cara de artista.

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Marel y yo, en la sala de su Casa de Teatro.

viernes, octubre 28, 2005

Poeta y dos puntos

Querido Isaac:



Te escribo desde el quinto cielo de la Plaza Compostela, con más gripe que ideas, como si faltaran sinutabs y sobrara presente. Santo Domingo hace rato que está aburrida y sentada en el rincón de algún local vacío en el que hubo un bar.

Precisamente ahora que la vida me da turno, el desierto se mete en las calles, la crisis nos deja a varias esquinas del barrio de los besos pendientes y la gasolina se encuentra sólo en las estaciones de radio.

No recuerdo cuándo fue la última vez que escribí, pero seguramente fue después de descubrir que estaba contaminado de mí mismo, descubriéndome repetido en algunas páginas.

Poco después vino el período de lectura, de autocrítica y claro, el complejo. Entonces no he podido escribir otra cosa que no sea teléfonos, direcciones.

Quisiera hablar de la innecesaria sobrevaloración de la sinceridad, y de las mentiras piadosas que evitan heridas. Quisiera demostrar que la palabra sangra, contar historias, evitar oraciones inertes, escribir vainas de odio contra el mundo y luego reconciliarme con él. Pero hoy no estoy en pendejadas.

jueves, octubre 27, 2005

Razón para tocar puerta

Cuando se escucha un crujir de huesos, es porque él está ahí. Empecé a dar pasos de baile para ver si por el movimiento se cerraba la llave y de repente, sonó otra vez un “¡clack!”, ahora acompañado de un bostezo, por lo cual supe que era su mandíbula.

En medio de la fatal desesperación física, tuve escasos segundos de alegría, porque los hombres, cuando satisfacemos necesidades como éstas, somos culpables de ciertas conductas recurrentes: bostezo, nos acariciamos el pecho, presionamos la palanca con la uña del dedo mayor, subimos el zipper, abotonamos y cerramos la hebilla de la correa. Luego, nos miramos en close up contra el espejo hasta el último detalle, porque no sabemos cuándo será la próxima vez que nos topemos con otro.

Por eso, después de los huesos de su mandíbula, empiezo a imaginarme qué estaría haciendo yo en ese instante, si estuviera del otro lado de la puerta. Lo hago para distraer la mente sin mucho éxito y cada vez mis piernas se parecen más a las alas de una mariposa, que rápidamente se convierte en una violentísima mariposa, aleteando fuertemente, escuchándose el sonido de los jeans con el viento, soltando aire por la nariz, como si estuviera sacando agua del Titanic en medio del pánico.

De repente, suena la manija del lavamanos y ahí me calmo un poco sin darme cuenta, aunque rápidamente empieza el caos.

No voy a tocar la puerta, porque cuando estoy ahí adentro, lo que más odio es precisamente eso. Ese espacio, a pesar de ser público, es lo más privado que tenemos y nadie tiene derecho a molestarnos. Ni siquiera a los presos se les niega esa intimidad; la regla consiste en que nadie los perturbará y ellos no harán ningún plan de escape en el tiempo dedicado a estas acciones. El acuerdo se desarrolla por instinto, naturaleza animal y sucede lo mismo: a nadie se le ocurre molestar.

Sin embargo, el hombre no sale y yo he hablado hasta de las cárceles, la privacidad y los derechos humanos. Parece que se está lavando la cara y ya he empezado a soltar el aire a presión por la nariz y la boca; el sonido es idéntico al del metro de Barcelona, mientras mis manos casi no aguantan las ganas de agarrar el zipper con toda su fuerza. Mi cerebro manda órdenes constantemente de no abrir fuego, pero cada segundo que pasa, va perdiendo autoridad.

El tipo, con toda su calma, agarra una hoja de papel sanitario, se limpia la garganta, seca su cara y empieza a silbar parsimoniosamente.

Ya mi baile se ha convertido en marcha y yo hago la banda sonora con un instrumental inédito de mi única responsabilidad. Ha pasado gente por el pasillo y me ha visto como un símbolo de la desesperación total, como un argentino de principios de siglo XXI, como un trapecista que trabaja con sus dos pies sobre la tierra.

De repente, uno de mis compañeros de trabajo se detiene y empieza a contarme por qué cree que lo van a despedir y que si es por él, se fuera, lo que pasa es que… y cosas así, que no alcancé a escuchar, porque mi prioridad era que esa puerta se abriera para entrar como la luz a ese oasis de concreto y porcelana.

Pero mi compañero se esmeraba en dar detalles y pronto llegó a su vida íntima, a que su familia lo tenía harto y que su padre era un irresponsable y que se había atrevido a decir que su santa madre era una hija de puta y quién sabe cuántas cosas más a las que yo no hacía caso, hasta que el tipo empieza a hablar con cortos terremotos violentos en la garganta y sus ojos se humedecen, se aguan y a llorar se ha dicho.

- Discúlpame si te estoy cansando con esta historia de mierda, yo sé que es molesto.
- No, no, de ninguna manera, yo estoy aquí para escucharte.
- Me da la impresión de que no quieres oírme y que no me has puesto atención.
- Claro que te escucho, dime.

Claro que no lo escuchaba. Sentía que mi cabeza se explotaba porque había estado aguantando el baile por pudor inconsciente. Pero aprovechaba cualquier comentario para hacer un movimiento brusco. Por ejemplo, decía “no tienes que ponerte así” doblando el cuerpo y soltando fuertemente el brazo derecho hacia delante. O decía “¡qué vida ésta!” mientras tiraba hacia atrás la cabeza, pegando la parte trasera de la espalda.

Hasta que no aguanté más y dije “tienes que tomar la vida desde otro punto de vista, goza, que nada es tan importante”, tomando ese dislocado comentario como excusa para bailar con mucho más ímpetu que hace un rato, cuando todavía no había derramado varias gotas ni tenía muy serios problemas de seguridad en la salida, como ahora.

Desde adentro sonó un teléfono celular y el hombre se alegró de hablar con una tal Marta, mientras mi compañero se consolaba a medias con mi baile y yo empezaba a sentir que no tenía salida y que si trataba de ir a otro sitio, me volvería un desastre.

Mi compañero siguió contándome con atención y me pedía que dejara de bailar para continuar, porque “para esto hay que ponerse serios”.

Ya se me están zafando pequeños caños intermitentes y siento que la eternidad recién empieza.

Se escucha la cerradura de la puerta y justo en ese instante llega mi jefe de muy buen humor, nos saluda y el tipo sale (era quien yo pensaba), pero como el jefe vio que yo “escuchaba” las confesiones familiares de mi compañero, dijo “disculpen, pero cuando empiezan las ganas, yo prefiero ir de inmediato, porque si no, se daña la próstata. Y yo no sé muy bien lo que es eso, pero he oído algo de un dedo en donde no es”. Ante mis ojos llenos de lágrimas agarró el manubrio y entró riéndose por su chiste, mientras yo sonreía por cortesía, con una expresión de “no lo puedo creer”.

El jefe puso seguro varios segundos después de entrar y tuve que elegir entre volver descaradamente a aguantar la burla de todos, o enviar mi renuncia por correo electrónico, tiempo después.

lunes, octubre 24, 2005

Malena

Por una calle paralela a la Avenida Núñez camina Malena todos los días. El horizonte la presiente y los muchachos del colmado hacen un minuto de silencio. El tiempo se detiene. Otra vez son poco más de las nueve, ella también llega tarde.

lunes, octubre 10, 2005

Concierto

El concierto estuvo buenísimo. Manolo demostró mucho de lo que sabe, fue brillante, con mucho carácter; Collins apoyó con las pilas bien puestas, probó cosas, se atrevió; Maria Graciela fue traicionada por el sonidista, pero quienes pudimos escucharla la respetamos aún más, es una puerta. SuperMaria sorprendió con el bongó a todo el mundo (yo ya sabía), qué bien, mientras que Giovelius puso su particular timbre de voz al servicio de los ojos cerrados.

Muchísimas gracias a todos los que fueron y los que enviaron la energía positiva que recibimos. Con amigos como ustedes no se necesitan hermanos.

A los portadores de "no te imaginas lo que me pasó", gracias por preocuparse.

Ahora Galobo/Pie Izquierdo se pone a trabajar. Así que nada de ruido por varios meses.

Un abrazo a todos los que colaboraron: Marel (el cielo está en su casa), Angélica Martínez, David, Osmany, Altair. Y un agradecimiento especialísimo al productor Isaac (El Poeta Demente), responsable de que eso se diera.

Un beso gigante a Graciela, Manolo y J. Mike.

A Chío le cantamos su cancioncita desde acá, por haber ido al concierto desde allá.

Pronto fotos.

viernes, octubre 07, 2005

Mañana

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JLF/DFK.



JanioManoloCollinsGracielaChomps y amigos.
Mañana.

lunes, octubre 03, 2005

Secretos

Les cuento que el concierto del sábado 8 en Split Café tomó un giro inesperado. Ahora será "Par de Pares de Manos", acústico totalmente, con varios invitados y el estreno oficial del dúo con Manolo.

Esto ocurrió porque de repente ha surgido la posibilidad de grabar con toda la banda, y estamos construyendo las canciones una por una, desde cero, llevando todo por un solo camino conceptual, nos pasamos las noches corrigiendo letras, arreglos, etc..

Entonces, queremos que la banda haga conciertos cuando todo esté armado. De manera que el próximo sábado será una especie de despedida por un rato, en lo que trabajamos en el asunto. Probablemente hasta el año que viene. No queremos tocar sin presumir aunque sea un poquito.

Como en toda fiesta de despedida, habrá invitados. Por ahí podremos ver a Giovelius, Marel, Chómpiras y alguna sorpresa. Se mantienen Manolo, Collins y Gracielita en el line up.

Seguramente, celebraremos también el éxito de la exposición de Maria, que empieza el jueves en Casa de Teatro.

jueves, septiembre 29, 2005

Chat con Sabina

http://www.elmundo.es/encuentros/invitados/2005/09/1679/index.html

martes, septiembre 20, 2005

Ladrón de Sábado

Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años. Sin embargo, la niña lo ve, y él la conquista con algunos trucos de magia. Hugo piensa: «¿Por qué irse tan pronto, si se está tan bien aquí?» Podría quedarse todo el fin de semana y gozar plenamente la situación, pues el marido -lo sabe porque los ha espiado- no regresa de su viaje de negocios hasta el domingo en la noche. El ladrón no lo piensa mucho: se pone los pantalones del señor de la casa y le pide a Ana que cocine para él, que saque el vino de la cava y que ponga algo de música para cenar, porque sin música no puede vivir.

A Ana, preocupada por Pauli, mientras prepara la cena se le ocurre algo para sacar al tipo de su casa. Pero no puede hacer gran cosa porque Hugo cortó los cables del teléfono, la casa está muy alejada, es de noche y nadie va a llegar. Ana decide poner una pastilla para dormir en la copa de Hugo. Durante la cena, el ladrón, que entre semana es velador de un banco, descubre que Ana es la conductora de su programa favorito de radio, el programa de música popular que oye todas las noches, sin falta. Hugo es su gran admirador y. mientras escuchan al gran Benny cantando Cómo fue en un casete, hablan sobre música y músicos. Ana se arrepiente de dormirlo pues Hugo se comporta tranquilamente y no tiene intenciones de lastimarla ni violentarla, pero ya es tarde porque el somnífero ya está en la copa y el ladrón la bebe toda muy contento. Sin embargo, ha habido una equivocación, y quien ha tomado la copa con la pastilla es ella. Ana se queda dormida en un dos por tres.

A la mañana siguiente Ana despierta completamente vestida y muy bien tapada con una cobija, en su recámara. En el jardín, Hugo y Pauli juegan, ya que han terminado de hacer el desayuno. Ana se sorprende de lo bien que se llevan. Además, le encanta cómo cocina ese ladrón que, a fin de cuentas, es bastante atractivo. Ana empieza a sentir una extraña felicidad.

En esos momentos una amiga pasa para invitarla a comer. Hugo se pone nervioso pero Ana inventa que la niña está enferma y la despide de inmediato. Así los tres se quedan juntitos en casa a disfrutar del domingo. Hugo repara las ventanas y el teléfono que descompuso la noche anterior, mientras silba. Ana se entera de que él baila muy bien el danzón, baile que a ella le encanta pero que nunca puede practicar con nadie. Él le propone que bailen una pieza y se acoplan de tal manera que bailan hasta ya entrada la tarde. Pauli los observa, aplaude y, finalmente se queda dormida. Rendidos, terminan tirados en un sillón de la sala.

Para entonces ya se les fue el santo al cielo, pues es hora de que el marido regrese. Aunque Ana se resiste, Hugo le devuelve casi todo lo que había robado, le da algunos consejos para que no se metan en su casa los ladrones, y se despide de las dos mujeres con no poca tristeza. Ana lo mira alejarse. Hugo está por desaparecer y ella lo llama a voces. Cuando regresa le dice, mirándole muy fijo a los ojos, que el próximo fin de semana su esposo va a volver a salir de viaje. El ladrón de sábado se va feliz, bailando por las calles del barrio, mientras anochece.


Gabriel García Márquez

viernes, septiembre 09, 2005

El Gesto de la Muerte

Un joven jardinero persa dice a su príncipe:

-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.



Jean Cocteau

martes, septiembre 06, 2005

Ensayos

Anoche estuvimos ensayando y gozamos un mundo. El concierto será con nobles artesanos que adornan mi album genealógico musical. Manolo Fernández, al que ya vieron con seis cuerdas en el último concierto de Marel; Federico Méndez, guitarrista de Patricia Pereyra y Pie Izquierdo; Ely Vásquez, baterista de las mismas bandas, y la cellista más sexy de Gazcue, Maria Graciela Cuervo.

Habrá invitados e inventos raros.

lunes, septiembre 05, 2005

Algo muy grave va a pasar en este pueblo

Algo muy grave va a suceder en este pueblo
[Cuento contado: Texto completo]

Gabriel García Márquez
Nota: En un congreso de escritores, al hablar sobre la diferencia entre contar un cuento o escribirlo, García Márquez contó lo que sigue, "Para que vean después cómo cambia cuando lo escriba".



Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:

-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo.

Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice:

-Te apuesto un peso a que no la haces.

Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:

-Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.

Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:

-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.

-¿Y por qué es un tonto?

-Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado con la idea de que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este pueblo.

Entonces le dice su madre:

-No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:

-Véndame una libra de carne -y en el momento que se la están cortando, agrega-: Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado.

El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne, le dice:

-Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y comprando cosas.

Entonces la vieja responde:

-Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.

Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice:

-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?

-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!

(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)

-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.

-Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.

-Sí, pero no tanto calor como ahora.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta, baja de pronto un pajarito y se corre la voz:

-Hay un pajarito en la plaza.

Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

-Pero señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.

-Sí, pero nunca a esta hora.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

-Yo sí soy muy macho -grita uno-. Yo me voy.

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen:

-Si éste se atreve, pues nosotros también nos vamos.

Y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice:

-Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa -y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio, clamando:

-Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca.

jueves, agosto 18, 2005

Algunos maestros

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Encontré esta foto con un grupo de caballeros notables. Ahí están varios de los mejores guitarristas de la historia. ¿A quiénes reconoces? con esa ropa sé que es un poquito más difícil.

Plural

Afuera la hija del vecino se besuqueaba en el carro de algún novio. En estos tiempos, la gente se pregunta el nombre al levantarse de la cama. Adentro, el calor esquivaba el frío acondicionado y el flash abrasador de los trenes que interrumpían la sincronía del idioma para abrir espacio a las tonterías oportunas. De lejos, las siluetas gesticulaban con dulzura.

El carro ronroneaba como los gatos y en el interior de su panza, las palabras cambiaron tanto de labios que ahora no sé quién está escribiendo esta foto, o si salió por la radio del guachimán, o fue el ladrido del perro realengo.

Es tarde y por eso estamos aquí, pero es temprano para irse, el sudor llama, el cuerpo responde. Afuera, la muchachita sigue allí, adentro la mujer se dejó morder, lamer, desear.

Su pecho se mantuvo a mano, las ganas en la punta de la lengua, algunos sueños se hicieron realidad a la fuerza y se tiraron por un tobogán de fresas con mermelada y montañas rusas.

El guachimán buscaba una posición más discreta y el perro no lo entendió. Su último ladrido sacó a la mujer del carro y la llevó a su habitación. La vecina envidió a la hija del vecino hasta que todos nos fuimos a dormir. Su marido ni sospecha que algo ocurre y celebra que Mike Tyson quiere una revancha.

martes, agosto 16, 2005

Silencio temporal

Sí, estoy cada vez más callado a juzgar por la cantidad de textos que subo a la semana, en comparación con varios meses atrás. Les cuento que el silencio no ha sido en vano, por ahí viene un par de publicaciones y alguna cosa musical. Empezaré a dar detalles desde que el asunto esté un poco más avanzado, para no parecer un suero de miel de abeja.

Además, pondré textos en cualquier momento. Estuve revisando cosas viejas y encontré algunas cosas. Lo nuevo todavía está demasiado crudo. Y... nada, no sé, mucha suerte pa' ustedes.

miércoles, agosto 10, 2005

Torre de Control

- ¿Me llamó alguien hoy?
- Sí, Mariana.
- Si llama de nuevo dile que no estoy.

Debo buscar una explicación a los errores que quizás cometa. El hombre se lleva una taza de café a la boca en la torre de control. Los tiempos han cambiado; los hombres, no.

Nadie más está ahí dentro al momento del despegue, son las diez de la mañana y tiene que salir como todos los días. No le debe nada a los años sesenta, porque de todas formas habríamos salido de la atmósfera. Enciende un cigarro sobre el tablero irrompible, mientras le pide un minuto a Apollo, su hijo menor, que espera pacientemente en el celular, dejándolo pronunciar la cuenta regresiva.

El piloto hace una broma y empieza a gritar distintos números para confundirlo, se ríen y el hombre dice “cero” cuando le da la gana. De repente, la azafata de la torre, con un té de limón y un pequeño pedazo de tela sobre su cuerpo, se acerca al coordinador.

Un par de yardas de piel que no estaban previstas provocan un evidente terremoto en el té sostenido por la mano del hombre, que ha olvidado sus labores diarias y a Apollo, que se cansó de esperar.

Pero la eficiente camarera dio la espalda y siguió su trabajo en otras oficinas. El hombre piensa y busca un par de teléfonos. Marisela murió y la tachó con su lapicero. Siente remordimiento durante dos minutos y luego cree que no tiene que conformarse con un estrecho cementerio de números, así que elabora un plan que va desde ecuaciones físicas hasta el próximo té, para que esta vez tiemble sobre la bandeja. El hombre ha terminado sus labores diarias.

- ¿quién me llamó?
- Mariana. Dijo que no volverá a llamar nunca.
- Qué bueno.

Ahora el viaje de Mariana importa menos. Todo importa menos. Se tapa los ojos con una taza de té o un pequeño pedazo de tela y juega a ver el sol a través de las cosas.

Al día siguiente, la azafata lleva un plato vacío, y muy cerca de él, desliza su lengua sobre la porcelana hasta humedecerla y la estrella contra su boca. El no entiende, trata de acercarse y ella da la espalda. Había puesto su renuncia ante los encargados, porque quería estudiar más veces a la semana. El hombre le pone la mano en el hombro y ella se aleja dos pasos más.

- Tiene un minuto para decir la única oración que puede hacerme suya.

El hombre sintió que era la última oportunidad de su vida, pero no alcanzaba a mirarla a los ojos, ni siquiera en algún reflejo. Pensó en el futuro, trató de entender la posible necesidad del oído de la joven, preparó una actuación desinteresada, pero estaba prácticamente entumecido. Entonces, en la persecución de tal vanidad, sólo tuvo tiempo para inventar una palabra. Y nunca más volvieron a verse.

Va como siempre donde la secretaria.

- ¿Cómo se llamaba la camarera?
- Usted conoce las restricciones de seguridad, señor.
- Y conozco las excepciones.
- Lo lamento, señor.
- ¿No dejó ningún mensaje?
- No.

martes, agosto 09, 2005

El (Yo)

Doña Venecia vino el mes pasado con lo mismo: siente que las flores le abren paso en el jardín con temor a ser alcanzadas por algún pedazo de su vestido. Aprovecho las horas posteriores a su visita para perder el control de las comisuras de mi vista, tras decirle lo que siento por el tipo que aparece en la ventana del lavamanos y me mira con cierto desprecio.

Quise cambiar mi biografía por la de un Jesucristo en el Monte Gólgota, comparándolo con esta discriminación disimulada, silenciosa, que lo único que me dejaba era ganas de huir a no sé dónde. Quise cambiar de siglo, retocar las fotos del futuro, empezar a vivir de nuevo.

En la mesa, dos libras de dieta. Afuera la compasión, la pena. Adentro, emprendí contra el hombre del espejo, que hablaba de mí a mis espaldas.

Me fui cansando. El peso de la paranoia, la búsqueda infructuosa de vanidad, saberse invisible ante diminutas piezas de tela que adornan los parques y los patines, sacaron al sol mis ganas de matar a ese desgraciado que me espera temprano, como siempre en el lavamanos, pero esta vez con el rostro desfigurado por mis propias manos.

Entonces, metido en ese laberinto de enfrentamientos internos, las horas me deformaron hasta convertir cada centímetro en un infinito universo de aserrín, mientras yo atravesaba la difícil metamorfosis para llegar a ser una aguja en cualquier parte de millones de kilómetros de paja.



2000.

viernes, agosto 05, 2005

Perfecto

Definitivamente, soy un tipo perfectp.

martes, julio 26, 2005

Pistachio

Un día, mi inocencia te supo a pistachio.

Sarna

Más que un desgraciado perro que sufre males epidérmicos, eres la sarna misma.

Accidente

No se conformó con morder el pecado con sus labios, quiso extraer el petróleo del subsuelo y murió sin darse cuenta del placer ni de la muerte.

Buenos modales

De tanto evitar herir se afilan las uñas.

lunes, julio 25, 2005

Debilidad

Si no puedo contigo, te destruyo.

miércoles, julio 13, 2005

Curiosidad

Por estar viendo que miré, chocaste.

lunes, julio 11, 2005

Paradoja

De repente, unas manos peculiares buscan en una antigua gaveta color madera que conserva intacta su elegancia, sus intenciones y piezas de rompecabezas incompletos. Cecilia encuentra escrita sobre clorofila blanca una sentencia y se conmueve.

“Yourcenar, naturalmente” suspira, y una leve sonrisa se convierte en un jabón cayéndose al suelo de la bañera.

En medio de un debate entre ingenuidad, ironía o perseverancia, se dirige al espejo: “¡el viaje sin retorno!”, con la seguridad de que el trayecto no ha terminado. Echa de menos al póquer, hablar de las profundas ventanas verdes, se pregunta si el autor de la misteriosa nota piensa lo mismo y se anima a probar porque sabe que de cualquier forma que termine la historia, habrá extendido el cuento, habrá triunfado creyendo en lo perpetuo.

Especula sobre quién puede ser el autor y de esto dependerá su fe en esa peligrosa unión de letras. Pero la lógica sistemática de las estructuras le aconseja dejar el cuento por dado e inaugurar una dimensión paralela que pronto se convertiría, paradójicamente, en su pecera ideal.

El viajero se da cuenta, busca apresuradamente un ordenador, la biografía de Jack Costeau y escribe un aviso que parece telegrama, lo parte en más de cien pedazos y lo filtra entre las estructuras como un rompecabezas. La tinta se convierte en glóbulos rojos, lo arma, para verificar el resultado y queda complacido.

Prepara las formas, lo encierra en un sobre; nervioso se corta la lengua con el filo del papel, pero lo maneja entre sus manos como si éste fuera su último chance.

Cecilia lee, mira por la ventana y echa un pulso contra la perpetuidad del viaje. Los trazos en el papel parecen una fotografía, se acerca, observa, se retira, y sigue pensando. Los días parecen meses. Ambos se inquietan. Ella sabe que a veces se camina para atrás hacia delante, como los cangrejos.

Empieza a dejarse llevar por la corriente del río, pero reacciona y un movimiento brusco tira la nota al fondo de la enorme gaveta, siente unas terribles ganas de huir, se para y la cierra de una patada… es inútil.

El viajero se pregunta si comprendió el rompecabezas. Espera que cuando ella regrese, no sea extranjera en su propia casa. Espera como si existiera el fin irremediable de este paradójico delirio.

Ahora, cuando todo aparenta ser demasiado tarde, el viajero se levanta cada día como si la hubiera visto por última vez hace sólo un minuto, con sus huellas digitales decorando el piso del asiento y el olor de su cuerpo de madera. Total, tendrá todo un día para echarla de menos.

viernes, julio 08, 2005

Dos puntos

Señora, es un honor que me haya invitado a un café en la sala de su cabeza, porque a través de sus ventanas puedo ver un montón de satélites.

Gracias por traerme a colación, cuando la lluvia llueve y el día no es tan claro porque hoy la noche trabaja horas extras.

Por aquí queda un eco débil -pero consistente- de su desorden capilar y ordenado cerebro. Le dejo junto al teléfono un condenado abrazo y un asqueroso beso, con húmedas huellas en el piso de la higiénica sala.

jueves, julio 07, 2005

Pacheco

Todavía ahí anda Pacheco como si nada, con los pies en forma de falda sentada, algunas libritas de más como todos los veranos, comiendo entre comidas, girando su cara al revés cuando el voltaje sube. Si no fuera porque ha transformado su movimiento de lado a lado en un sacudirse con violencia, hace rato que el cable del enchufe y la careta de catcher lo hubieran ahorcado, en pleno desacuerdo con la negativa de Pacheco ante la jubilación. Entonces, unidos se disfrazan de culebra y se le cuelgan de cuello y cabeza, pero qué va.

Un botón de polea mantiene la cadera de Pacheco lejos de los ortopedas, pero en el iris se le refleja una marca registrada que va con él a todas partes de la casa. Pacheco mira atentamente hacia el frente y se queda con la mirada perdida.

La última vez que lo sacamos del cuartito fue para ver el Tour de France en la sala. Recuerdo que Pacheco empezó a pitar con la cara como un aro de bicicleta, y entre cerveza y vino tinto, desaparecimos el verano de la sala, sentados en el piso.

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Ilustración: Cándida.
Junio No Ha Terminado
2003

miércoles, julio 06, 2005

Dormilón

(Pensamientos de un enano de Blanca Nieves).

Todavía la sábana azul marino conserva su perfume. Para no ensuciarla con huellas digitales, rastreo un recuerdo con la nariz. Admito que me avergüenza saber que ese ha sido el momento más intenso de mi “corta” vida. Se repite como un botón de retroceso intermitente y eterno.

Mis manos son la historia que me cuenta ese episodio a diario. Quién lo diría, Blanca Nieves. Contigo descubrí que el miedo y los dolores de cabeza pueden ser cortos caminos a la felicidad.

Llegó con una sonrisa psicodélica y un paso extraño. Su voz, somnolienta y complaciente, el vestido rosado de los filos adheridos a ese cuerpo perfecto. Y la lamparita amarilla se rehusó a apagarse. Yo feliz, para ver con cierta claridad, como los paparazzi de la pecera.

• ¿Te duele mucho? -pregunté casi como un hermano-
• Muchísimo, no aguanto.
• Pues tómate esta aspirina y acuéstate.
• Pero duerme aquí hoy. Tengo miedo.
• …ok… pero échate a un lado.

Nunca quería dormir ni siquiera en la misma habitación conmigo, pero gracias al vino celestial que se dividió en tres botellas directas a su hígado, no le importó otra cosa que no fuera quitarse los zapatos.

Cuando se durmió, esperé unos minutos y rodé discretamente hasta que mi nariz quedó envuelta en su pelo, rozando a menudo con un poco de sudor que tenía en el cuello y que olía muy rico. No sé si ella me había pegado la manía de oler las cosas y la gente.

Me pegué hasta sentir cómo el arco de su espalda y la redondez de sus nalgas definían la frontera entre los cuerpos. En el pantalón de mi pijama, sentía cada filo de su vestido.

Pero no me conformaba. Me pegaba más y más, hasta la empujé un poco.

Ella empezó a roncar, dejando todo a mi imaginación.

Sutilmente, puse la mano en su cintura y sin despegarla la rodé hasta encima de su ombligo. Me gustaba pensar que mientras acariciaba su camisa, a la vez la tela la acariciaba a ella, no sé.

Ella seguía roncando. Subí lentamente las manos y sentí cómo se deformaba el camino llegando a su pecho. Sentí dos vejigas llenas de agua y cubiertas de piel dulce. Las agarré, las acariciaba, las apretaba y pasé mis dedos como rodillos sobre sus pezones, que estuvieron la mayor parte del tiempo erguidos.

Mi mejilla descansaba en su cuello y comencé a lamer el sudor que tenía de los hombros a la oreja, con un sabor agridulce.

Y ya que estábamos en ese punto, no me quedó otra que moverme como quien lo mete desde atrás, golpeando con cierta fortaleza todo su trasero. Para colmo divino, ella había dejado una de sus manos tiradas detrás de su espalda, la cual me puse aquí, donde tengo la mía ahora.

Después vi que soltaba una babita brillante y transparente por un lado de su boca. Me la unté en el índice (no se me olvida) y chupé.

Justo cuando empezaba a lamerle los labios, se despertó, hizo un gesto de “déjenme dormir” y rebuznó.

Al otro día, no se explicaba qué era esa sustancia blancuzca que había endurecido su vestido, como aquella que no conocía la leche. Seguro que se la bebía a cántaros con el blanco ese de los pelos en la barbilla. Pero ese día le gustó el papel de ignorante.

Mírala. Quien la ve en esa foto, con el pecado tatuado sobre sus ajustados jeans, la saca de los cuentos de hadas y le da una suite en la mejor revista porno. Pero me quedo con el vestido de los filos, del cual aún guardo un hilito que cayó en mi sábana. La del perfume.




2001.
Del proyecto "Un Mundo Barroco y Decadente de Blanca Nieve".
Un beso a la Sonic.

Patricia

Antes de entrar, Patricia no cabía por la puerta del edificio. Y se fue siendo todo un planeta.

viernes, julio 01, 2005

El costo de la guerra

http://costofwar.com/

*

De repente, unas manos peculiares buscan en una antigua gaveta color madera que conserva intacta su elegancia, sus intenciones y piezas de rompecabezas incompletos. Cecilia encuentra escrita sobre clorofila blanca una sentencia y se conmueve.

“Yourcenar, naturalmente” suspira, y una leve sonrisa se convierte en un jabón cayéndose al suelo de la bañera.

En medio de un debate entre ingenuidad, ironía o perseverancia, se dirige al espejo: “¡el viaje sin retorno!”, con la seguridad de que el trayecto no ha terminado. Echa de menos al póquer, hablar de las profundas ventanas verdes, se pregunta si el autor de la misteriosa nota piensa lo mismo y se anima a probar porque sabe que de cualquier forma que termine la historia, habrá extendido el cuento, habrá triunfado creyendo en lo perpetuo.

Especula sobre quién puede ser el autor y de esto dependerá su fe en esa peligrosa unión de letras. Pero la lógica sistemática de las estructuras le aconseja dejar el cuento por dado e inaugurar una dimensión paralela que pronto se convertiría, paradójicamente, en su pecera ideal.

El viajero se da cuenta, busca apresuradamente un ordenador, la biografía de Jack Costeau y escribe un aviso que parece telegrama, lo parte en más de cien pedazos y lo filtra entre las estructuras como un rompecabezas. La tinta se convierte en glóbulos rojos, lo arma, para verificar el resultado y queda complacido.

Prepara las formas, lo encierra en un sobre; nervioso se corta la lengua con el filo del papel, pero lo maneja entre sus manos como si éste fuera su último chance.

Cecilia lee, mira por la ventana y echa un pulso contra la perpetuidad del viaje. Los trazos en el papel parecen una fotografía, se acerca, observa, se retira, y sigue pensando. Los días parecen meses. Ambos se inquietan. Ella sabe que a veces se camina para atrás hacia delante, como los cangrejos.

Empieza a dejarse llevar por la corriente del río, pero reacciona y un movimiento brusco tira la nota al fondo de la enorme gaveta, siente unas terribles ganas de huir, se para y la cierra de una patada… es inútil.

El viajero se pregunta si comprendió el rompecabezas. Espera que cuando ella regrese, no sea extranjera en su propia casa. Espera como si existiera el fin irremediable de este paradójico delirio.

Ahora, cuando todo aparenta ser demasiado tarde, el viajero se levanta cada día como si la hubiera visto por última vez hace sólo un minuto, con sus huellas digitales decorando el piso del asiento y el olor de su cuerpo de madera. Total, tendrá todo un día para echarla de menos.

jueves, junio 30, 2005

Curiosidad

Por estar viendo que miré, chocaste.

miércoles, junio 29, 2005

Seminario

Al olor de los nombres

A pesar de la moda, Margarita, tu desnudez brotaba como un volcán en medio de exóticos pudores y esa conducta tan introvertida que llamaba la atención. Recuerdo tu silencio, éramos cinco latinos en el seminario, entre cientos de personas que se dividían según su lengua; de lejos se sabía de quién se trataba por colores y gestos que se fundían en amables sonrisas para los morenos de “recreación” que se dejaban ganar de las alemanas al voleibol, para desquitarse de noche en la discoteca.

Tu indiferencia aparente golpeó las débiles aspiraciones, cosa que me agradó bastante, porque yo no dominaba el inglés y los gringos del seminario pudieron haber despertado la curiosidad de tu nacionalidad.

Me contaste que si fueras Dios, hubieras dicho lo de “todos son iguales” como un lamento (o con enojo) y no tuve más remedio que tocar los temas más profundos de tu virginidad.

A pesar de la moda, no sé si recuerdas, Margarita, pude ver desde el principio tus piernas rosarinas, que dejaban fluir el ancho pantalón de espuelas de tela. Entonces mi mano izquierda pisó la pendiente enjabonada y como si no se diera cuenta, se deslizaba suavemente por tus tejidos que se entregaban embriagados al placer narcótico, el olor de la arena y el sonido de la playa que se acoplaba perfectamente con la tranquila mañana. Las aves se encargarían de la voz de alerta y en cualquier momento supe que ya había quedado atrapado en la telaraña de tu cuero cabelludo, seducido por la colonia corporal característica. Además el palco privilegiado para la final de la serie de ausencias de sostén.

Si no respiraras así, entrecortada, en esos momentos tibios de amaneceres, quizás no hubiera apagado la indiferencia histriónica con los botones de tu pecho cada vez más interesado en sumarse a la premonición de éxtasis.

Había brisa, pero sudábamos con sólo imaginar en qué pasaríamos el tiempo los siguientes días de la conferencia y entonces, en ese instante quería vivir todos los ratos juntos de repente y dejó de importarme de una vez por todas la moda, la falda, y volé la puerta de entrada. Recuerdo, Margarita el olor de las palmas y tu mirada desconfiada hacia los alrededores, porque sentías que pecabas de exhibicionista, pero separabas un poco más las piernas cada minuto, disimuladamente. Supuse que el movimiento inconsciente simbolizaba un faro, entonces mis dos manos se lanzaron por la pendiente del muslo que le correspondía a cada una, mientras intercambiaba idiomas con los pliegues de tu cuello, con el descanso digital de tu oreja y el ruido ensordecedor de los botones.

Y esa delicada mano de obra que cubría ahí dentro del calor del pantalón se volvía transparente, tus ojos preferían cerrarse, pero tu rostro miraba hacia arriba, te apoyabas con las dos manos a manera de pedestal.

Pero por más lejos que llegamos esa mañana, no pudimos eliminar a los amigos del seminario y sé que todavía no te explicas para qué otra cosa serviría el guardia turístico, que no fuera quitarnos la concentración. Es cierto, pidió excusas, pero la cosa es como tú dices, no valía la pena que nos protegiera si lo cruel había sido la interrupción de nuestros cuentos. Después de ahí, sólo quedaba mirar tus pies, adornando las modernas chancletas de playa, con mucho mayor elocuencia que la que tuvimos el resto del día. Tres de tus dedos que habían sido abandonados por el entumecimiento, presagiaban que los días continuarían como los imaginábamos, pero este instante no se volvería a repetir. Y mira, que lo intentamos volviendo a la misma hora al bonsái de precipicio, haciendo un pacto con el diablo del guardián; pero tú insistías en que nos veía y tus pies cobraban protagonismo cada mañana, al salir el sol. No se me borra de la mente la imagen como una postal, cada vez que leo la servilleta en la que Rosa te escribió que sólo nos dejaría la habitación disponible después de que ella se levantara. Además, conservo copia de la llave en mi cartera y es un amuleto y me da suerte y seguramente recibiré el lado de tu historia dentro de poco. Es una deuda.


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Ilustración: Cándida.

martes, junio 28, 2005

Piñata

Supe que su nombre era José Miguel, porque un amigo después de despedirse quiso agregar una posdata a su encuentro en la plaza comercial y ya estaban a cierta distancia. En el balcón del segundo piso, acechaban los cuervos. Caminaba como la piel del camaleón, con un expediente manchado por la paz y la suerte.

José Miguel cuando extiende su mano pierde peso y se refleja en las retinas del prójimo como una alcancía rota, disponible.

Sube la escalera eléctrica y los cuervos fabrican la emboscada. Gemelos, se lanzan sobre él desde el fondo de una columna y lo golpean con morbo rabioso, sonriendo, sacando placer de cada próxima cicatriz de la piel blanca de José Miguel, que enrojecía con profundo dolor. Grita, pero nadie oye, excepto yo, que por exótica casualidad, había subido con otras curiosidades. Ellos saben que estoy ahí, pero no les importo. Continúan golpeándolo, el temblor de sus manos despiadadas presienten la muerte.

No aguanto más, la conciencia me traiciona y no puedo seguir aquí parado, mientras la sangre de José Miguel emerge como un secreto por todo su cuerpo. Vi un diente resbalar y ponerse a salvo, a varios centímetros de su desdichado dueño. Con mi deber pendiente, suavemente me quito la camisa y voy hacia las tres sombras traviesas como una avalancha, violentamente, el tiempo se detiene, el aire se corta con un veloz movimiento de mi brazo derecho y los cuervos saltan de alegría, agradecen la complicidad, escondemos el cuerpo casi inmóvil en la profundidad de un rincón oscuro, para conocernos mejor, trago en mano.

Uno de los cuervos se pregunta qué habría sido mejor para José Miguel, en caso de que la vida no le alcance para recuperarse.

martes, junio 21, 2005

Massielle es una leona

Estoy contentísimo, feliz, porque una amiga queridísima se convirtió ayer en la primera dominicana en ganar un León de Oro en Cannes. Massielle Asencio, creativa de Leo Burnett Puerto Rico, ganó en la categoría de internet un premio que le ha regalado una sonrisa a mucha gente. Estoy orgulloso de ella, me siento súper feliz. Siempre apuesto a ella en el futbol, en beisbol; le he dicho que el cuerpo le queda flaco al corazón. Hoy brindaré por ti, Massielle.



INFO
www.adlatina.com
www.mikezapping.blogspot.com

jueves, junio 16, 2005

vaChío

Qué vaina, se va Chío. Ayer la despedimos antes de tiempo. Una silla quedará vacía, se escuchará una carcajada menos cada noche, se servirán menos copas de vino. Los abrazos ocurrirán con menos frecuencia, el coro tendrá menos voces, pero el futuro tendrá mejores fotos. Más le vale.

miércoles, junio 15, 2005

Lluvia

Cuando llueve, Santo Domingo se innunda y encoge.

lunes, junio 13, 2005

Mecanografía interrumpida

Tocamos las lagunas del pasado confundiendo las partes de los cuerpos. Una muñeca distinta en cada lado, se gira el espectro como una moneda y de repente la cara de ella con el cuerpo de una flaca, la flaca con el cuerpo de ella hasta que terminaba acertando la especie de jackpot que cambiaba la habitación con no sé cuál de los dos cuerpos y alternaba con el casino del hotel. Ropa interior-bikini, playita-cafetería, labios-ombligo. Diseñamos complicados planos arquitectónicos de huellas digitales, demasiado vodka y pocas croquetas en todos los escenarios.

De repente, la diversión empezó a percibirse con límite de tiempo, llegó una sensación de estar en el fondo de algún lugar (un pozo, por ejemplo), las imágenes empezaron a diluirse, los pixeles se deslizaban, se formó una mano que haló todo y desperté. Escuché a mi madre oyendo las noticias, reestrenando los pulmones en esta nueva superficie. Otra vez la rutina me hacía caer en las mismas lagunas en que estuve a sólo un par de pasos y por alguna razón me quedé con la palabra en los dedos.

miércoles, junio 08, 2005

¡Clap!

El gato mantuvo racha de ocho meses libre de intrusos en la casa que disponía de mayor presupuesto y disposición para comprar comidas de gatos en el barrio. A pesar de sus envidiables siestas, nunca durmió en sus laureles y cuando el ratón entró en puntillas por la sala, el angora de dos años lo identificó como un momento esperado.

Saltó la mitad del camino, el ratón entró debajo de la mesa con las bebidas y por una grieta mira sus posibles escudos, el corazón se agita, sus ojos observan, sus patas se ponen en posición de emergencia.

El gato da fuertes golpes en la mesa, tiemblan las botellas, una pata empieza a caber por la derecha y al ratón le queda poco tiempo, hace ruido por el lado izquierdo, tumba, al parecer una botella, el gato se distrae con el sonido mientras sale disparada la imagen fuera de foco del roedor, que alcanza la salida del patio, el gato lo ve cuando ya está un poco lejos y sale una ráfaga con cinco patas a toda velocidad, rumbo al patio, el ratón trepa una rama, salta y se pasa a la casa del vecino, el gato saca las garras, el ratón se tira, el gato ruge como un león gigante, empieza a imaginar el rostro desfigurado del perseguido, el ratón no tiene tiempo para vanidades, pisa el acelerador, mira la puerta, está cerrada, pero una luz en el pasillo promete ventana, pisa el acelerador detrás de los RATONERA.

jueves, junio 02, 2005

Sorpresas rutinarias

Hemos vivido tantas cosas juntos, Margarita. Vimos las noticias del tsunami, la muerte de una princesa, cambiamos los muebles de lugar, pintamos las habitaciones, al perro le salieron canas y el olor de las flores sigue enroscándose en la cintura de nuestras cabezas los sábados en la mañana. Aunque cada semana parece repetida, no decimos las mismas palabras. La rutina lleva su rumbo paralelo. El domingo soledad. El lunes caos. El jueves te llamo. Siempre un beso distinto en cada encuentro, una oración sorpresa. Hemos vivido tantas cosas juntos, Margarita. Vimos las noticias del tsunami, la vida de una princesa.

miércoles, junio 01, 2005

Uno de junio

Entró por la primera puerta de junio y catorce mayos después llegó por casualidad a la misma noche que yo para saludarnos y esperar al segundo round varios meses más tarde. Subimos al ring y en vez de vencernos, aprendimos a esperar juntos los posibles adversarios. De vez en cuando, un zarpazo al pecho para sentir que estamos vivos y luego pedimos papas fritas y después cada quien a su esquina. Hace poco más de veinte años que esa puerta se abrió, pero nos hemos acostumbrado a perderla en el horizonte. Hemos caminado tanto, que ya me dices tu nombre.



* Pa Re.

lunes, mayo 30, 2005

Osmaneta

A Osmany le hicieron una corta entrevista en Blogsdominicanos.com. Por él han salido todos los posts de El Recordador y bueno, aquí les va el link.


http://www.blogsdominicanos.com/entrevistas/archivos/2005/05/27/osmany-rodriguez.php

viernes, mayo 27, 2005

Parecido a mí

Sí, sí, es evidente que antes aparecía un texto casi diario aquí. Es que al parecer agoté un ciclo interno, todo lo que escribo se parece demasiado a lo que he hecho antes y estoy en temporada de lectura y experimento. Estoy seguro de que no querrán ver los intentos fallidos, ni quiero exponerlos a sufrir quemaduras de laboratorio (nunca se sabe cuántas bacterias adquieres) así que me limitaré a crónicas de vainas superficiales, tonterías, en fin, a hablar disparates, en lo que llevo al cerebro al gimnasio. No me culpen, la chica que me gustaba en el colegio hizo su despedida de soltero el día de mi cumple, el motor de mi carro se fundió y tengo muchísimo trabajo. Pero apostemos al vino chileno y las noches impredecibles. Y las mañanas chulas de papá.

jueves, mayo 19, 2005

Contagio

Freddie salió del trabajo y se metió en un monstruoso nudo de metal en plena calle, que cada vez que apretaba, chorreaba gasolina, se levantaba una cortina transparente de calor y la ciudad era la misma cosa que un continente prendido en llamas. Se muere por una cama, por cerveza casi congelada.

Pero al llegar a casa, su madre, llora desconsolada en el piso y gorjea con los labios empapados de líquido de ojos y lágrimas de su nariz. Se tira frente a ella y le pregunta infructosamente, hasta que llega Doña Ina, la vecina histérica que tiende a agrandar todo lo que toca, ve a Doña Gara ahogándose entre sollozos y a Freddie conmovido, por lo que sus ojos de inmediato transforman la escena en la Matanza de Jaragua y mira dos caciques heridos sin esperanza, se une a ellos y empieza a llorar, con mucho mayor volumen y horror en el rostro. Freddie, entre tanto dolor, deja caer un suspiro que se agarra de las comisuras de sus ojos y hala kilos de llanto y la sala de la casa se ha convertido en un salón de culto a los reptiles, porque a medida que crecían los abrazos, las lágrimas endurecían, se iban enrollando sin darse cuenta por los pies, brazos y torso, formando un nudo de heridas invisibles.

Un gato entró a la casa y chocó con un grito de Doña Ina que puso a temblar los cristales; trató de correr, pero ya era tarde. Sus patas resbalaban sobre la pena de los demás, cayendo despatillado sin remedio. Empezó a llorar pidiendo auxilio, entre tanto sentimentalismo, se escuchaba todo como un arreglo musical.

La dueña del gato fue a buscarlo y se encontró en la puerta a Doña Nancy, pero antes de que terminara el saludo, estaban confundidas en una avalancha de lamentos. Llegó gente que preguntaba, pero no insistían porque rápidamente caían a la enredadera y de todas formas, casi nadie podía construir una palabra.

Un líder se levantó entre la multitud aglomerada en el frente de la casa, tomó la decisión:

- ¡Hay que hacer el velorio!

Pronto, llega un carro fúnebre al frente de la casa y un numeroso público murmura, como es normal en los entierros. Muchos se unen para levantar la enredadera y la ponen sobre la cama de un camión, donde continúa su dolor líquido.

Preparan todo y se van en procesión hacia el cementerio, con decenas de carros siguiendo en caravana, a la misma velocidad de los que van a pie, mirando con lástima al manglar de personas deshidratadas, y el ataúd relegado a segundo plano.

Sin embargo, el vecindario transitaba en silencio. Apenas se escuchaban los motores de los vehículos, y las vueltas de las gomas del carro fúnebre rasgaban el alma de la gente. Cualquier secreto retumbaba y se gastaba lentamente pasando por las distintas texturas de ropa, hasta que se metía en algún carro y explotaba como un eco en forma de fuego artificial.

Pronto empezaron a percatarse del silencio, pero nadie encontraba la razón, hasta que Doña Adile preguntó con su habitual descaro que quién era el muerto, para ella saber lo que iba a gritar qué tan bueno había sido el nuevo difunto. Todos se detuvieron para ver cuál sería la reacción de los familiares, pero nadie protestó, y el rumor de que no había nadie dentro del ataúd fue tomando fuerza, desde la cola de la procesión hasta dos kilómetros más adelante, donde iba el carro fúnebre.

Pero la actitud de la masa se complicaba con los minutos. Alguien echó a rodar el rumor de que había que ejecutar el entierro, porque si no, una maldición. Los de diferente fe se aglomeraron detrás del vehículo, y los escépticos siguieron la corriente “por si acaso”.

Llegó el enterrador y las personas más cercanas a la tumba necesitaron un cuerpo, para meter el ataúd y llorar con razón. Los dos bandos coincidían en que enterrar el ataúd vacío era profanar la caminata y violar un capítulo de la vida. Había que hacerlo.

Van Trooy llegó hasta donde estaba enredado el rostro de Doña Gara, quien lo atendió con la voz agotada por tanto llanto, y con timbre de feedback, dijo:

- Es que no pude aguantar la emoción de una noticia tan buena. Ya tengo dinero para operarme.

Los dos grupos de seguidores se sintieron decepcionados al saber la noticia, pero habían caminado demasiado, como para irse a casa sin cumplir su cometido. Alguien debía morir. Sólo había que impedir que el dinero llegara a manos de Doña Gara, para que ésta no pudiera operarse y muriera en el descuido.

Por eso, salieron todos corriendo hacia la casa a esperar al correo, pero en el camino, muchos murieron de cansancio, otros llegaron y murieron del aburrimiento esperando. El cartero nunca llegó, porque se robó el dinero y murió a manos de un asaltante que murió en manos de la policía. Doña Gara no recibió el dinero, fueron cayendo uno a uno, como fichas de dominó.

Quedaba poquísima gente, el calor era un rayo ultravioleta y la mujer de mayonesa caminaba con la vista multiplicada. Había empezado a extrañarse a sí misma.

Sapo (the movie)

Janio says: (3:51:34 PM)
en el blog de Mike hay un video con algunos de los muchachos viendo un maco ahí, que cuando tú hablas, él hace la mímica igualita, al mismo tiempo

Janio says: (3:52:01 PM)
y todo el mundo jugando entregao con el maco (www.zefrank.com/frog)

Janio says: (3:52:06 PM)
y Mike grabándolo econdío

Magia says: (3:53:59 PM)
Noooooooooooooooooooooo

Magia says: (3:54:06 PM)
dame el blog de mike pa reirme

Janio says: (3:54:32 PM)
www.quetedigo.blogspot.com

lunes, mayo 16, 2005

Croniquita del 13

Ha sido el mejor cumple que recuerdo. Tanta gente llamó, y vi a tantos amigos darme cariño, que siento que me comí un corazón que no me cabe en la barriga. Marel que es mi hermanito sobreprotegido armó una de sus fiestas características en el Salón de la Justicia y allí se presentaron distinguidísimas personalidades del mundo del rescate.

Los rostros habituales no tardaron en darme sus descargas intensas. Magia, Rosanel, Collins, Ana, Howard, Janio Mike, El Poeta, Blema, Sahira, la Sonic, David&Saly, Beto, Héctor, Paulita, me hicieron sentir como si hubiera dado un palo para hacer campeón al Licey. Son intercambios de energía muy fuertes, muy parecidos a la palabra “indescriptible”.

Howard me llevó al Teatro Solís a ver a Drexler, Alex me dio una visa, un pasaje y un pasaporte. Es el año en que he recibido más regalos. Hace un mes entre Collins, Ernesto y otros, me tiraron la funda de Santa Claus arriba. Magia significa vino, capressa, concierto, un nuevo mejor taco del mundo y chistes, aparte del habitual oficio de mago. Saly extendió el cumple hasta el domingo y sus manos terminaron las obras de arte en forma de croquetas.

Hubo sorpresas felices con los rostros que quiero igual, pero que son menos habituales, como Crystal, Giovelius, Caról, y Renny que pasó a verme al final para no romper la racha de varios años, desde que estábamos chiquitos (aunque seguimos siéndolo).

El espíritu de Ernesto anduvo por la casa, seguro entró al baño con una de las chicas aprovechando la invisibilidad, recibí besos, besos-lenguatas, abrazos, mordidas y hasta par de patadas. Alex, Giovy y Marel cantaron hermoso, fue un lujazo. Alex tocando con pilas, tarde, en la noche, estuve de lo más afligido. Giovelius está cantando mejor que nunca. Conocí a Clara Lora en persona por primera vez.

De repente, sacaron un bizcocho y hasta pedí un deseo. Por poco lloro cuando vi el bizcocho y las caras de todos cantando. Además el bizcocho también tuvo un final feliz.

Luego desembocamos en la Zona Colonial. Ya de ahí era esperar el cumple de Sahira, para verla el domingo y darle un beso a la mujer más hermosa y de gestos precisos con telarañas.

Gracias, coño, a todos. Los que fueron y no fueron, los que llamaron. Los que no, están calientes, jajaja. Mentira. En fin, mis amigas son todas bellas y sexys. Mis amigos son una chulería. Y… Presidente, la mejor cerveza, vinos chilenos Tal Cosa y no sé que presentaron esta pequeñísima síntesis.

viernes, mayo 13, 2005

26

Hoy cumplo veintiséis años y aún no he ganado el Nóbel. Por suerte, no fui policía ni bombero, pero todavía hay veces en que me pregunto qué quiero ser cuando sea grande. Llegué temprano al mundo y tarde a todos los sitios. Pasamos el dos mil sin darnos cuenta y no hay señales de carros voladores, Michael Jackson se ha metido en muchísimos problemas y no habrá fiestas, ni bizcochos, y quizás ni podré jugar con mis amiguitos.

Ya no me baño en la lluvia. Cambié a Batman y Robin por Fito y Calamaro, a Jack Veneno por Cortázar, al Nintendo por Björk.

Hay tantas sonrisas y abrazos floreciendo en el jardín, que no recuerdo otro viernes trece como éste. Lluvioso, con sabor a menta y chocolate derretido en el trampolín de las palabras.

Hoy cumplo veintiséis años, como si nada. Desde que nací, no he hecho otra cosa que comer, dormir y desear. Caminé bajo la sombra de Gazcue y luego corrí kilómetros hasta llegar a alguna cancha del diez y medio. Coqueteé con el amor en algunas caras, llené mi maleta de gente y todavía me faltan no sé cuántos años.

Abandoné la cuna hace tanto tiempo, que no puedo creerlo.

miércoles, mayo 11, 2005

Pág. 5 (Margarita)

Karina, una gran amiga mía que había participado en más de 15 asesinatos de presidentes de bancos y luego en el departamento de administración, fue sorprendida por dos ratas en el parqueo de un supermercado, y se fueron con ella a sacar dinero de una tarjeta de crédito. Parece que intentaron tocarla, ella empezó a pelear, pero eran dos hombres armados y desde el asiento de atrás, porque ella iba manejando.

Le dieron dos disparos. Uno en la cabeza y otro por la cadera. Ya hace dos años.

Hoy no queda con vida nadie que tenga el mismo apellido de los (también asesinados) delincuentes callejeros. Ha sido el hecho más triste que he pasado en este negocio y por culpa de los más insignificantes responsables. Extrañamos a Karina y sus chistes de medianoche.

Desde entonces, su hermosa hija es nuestra.

No sabemos si debemos contarle la verdad más adelante, pero mientras tanto, me dice papá y Nora, mi esposa, le está enseñando su propio nombre con los apellidos nuestros.

Bueno, quién iba a decirme que tendría una hija con los ojos azules.

martes, mayo 10, 2005

10-5-05

Interrumpimos este programa para felicitar a dos personas que hoy dudo que lo celebren, pero cumplen. A mi hermano de padres y madres Ernesto Armando, cómplice, mal compañero de noches, de infalible corazón y activísimo cerebro. Es un caso serio mi idiota favorito. Cumple pa siempre. Y a Angélica María, un beso desde la página más amorosa del Diez.

lunes, mayo 09, 2005

Pág. 2

Debo confesar que he asesinado a algunos que no han respetado nuestra labor. Aquellos que condenan de igual modo un robo vulgar de corrupción política y un asunto realmente complicado como los que me toca supervisar.

El hielo se derrite y lo que comenzó como un Chivas Regal ha terminado en forma de jarabe, un elixir para el dolor de estómago (para producirlo, por supuesto). De hecho, pronunciar en este momento la palabra “elixir” es una tortura para mi delicado sistema digestivo.

A veces siento impotencia en esas pequeñas cosas, porque noto que la vida sube y baja su calidad a cada segundo. Si el universo es una ecuación, cada expresión de vida es una variable. Es muy probable que el resultado final sea 1.

Borrador

El blog también es apto para desaciertos. Así que los próximos post llevarán en la barriga un diario de millonario magnate del crimen. Aunque el ambiente es crudo (por falta de cuidado poético, no por sangre) conserva la condición de página privada. Fue escrito en el 99, me parece y nunca lo he vuelto a ver. No sé, y si no ¿qué? quienes tienen que escribir bien son los escritores. No dizque yo. Sí, hoy es lunes.

jueves, mayo 05, 2005

24 Pétalos

Rosanel cumple hoy un año más de contrato con la vida. Ella que nos ha contagiado el pesimismo con carcajadas, promete dejarnos boyando en la pista mirando cómo sus pétalos rizados proyectan fiesta en las paredes, paisajes de sombra con edificios de Ciudad Gótica, mientras baila sin esfuerzo con su traje de arcoiris. Me encontró tirado en algún cuadrilátero y empezó a llamarme con insistencia para que bañemos animales, limpiemos edificios, subamos las escaleras y luego bajemos al parqueo a romper la taza. Entonces, no decimos nada y en la frecuencia telepática empieza la Tercera Guerra hasta que hace algún gesto de criptonita y vuelve la primavera a las flores y los salmones al río y los abrazos a sus puestos.

martes, mayo 03, 2005

(V)

Virginidad: torera roja.
Virginidad: cortina escarlata.
Virginidad: cortina escarlata que lleva al pasillo largo para desembocar en el placer, tiempo después.

Redadas

En el fin de semana se hicieron redadas en las que hubo 300 detenidos. De ahí, sólo 5 fueron sometidos. 295 pasaron horas horribles sin motivo. En un estudio realizado recientemente en los colegios públicos, pidieron a los niños que representaran las cosas que les dan miedo. En mi época infantil, dibujaba monstruos. Los niños de ahora tuvieron a nada más y nada menos que a la policía como los villanos de esta película llamada "República Dominicana".

Perdió la cabeza

Tenares.- En Tenares, República Dominicana, Marilin Monrroe Ramírez cortaba un coco para comerse la parte blanca y se llevó la cabeza mientras cantaba una canción.

Ramírez cantaba precisamente “Voy a Perder la Cabeza por tu Amor”, cuando un machetazo sin brújula le cortó el cuello por la mitad y la cabeza siguió, llegando a articular la frase “como no despierte de este falso sueño”, cayendo de la mesa a la silla y de la silla al piso, según vecinos que observaron incrédulos por la ventana, antes de llamar a una ambulancia.


De "Matatain" (Ed. La Vaina)

viernes, abril 29, 2005

Fuego apagado

Cuando José Gabriel nació, agarró el cordón umbilical como una manguera. Su papá lo inscribió en los bomberos y a los veinte años manejaba el camión. Cansado de los escalones, se deslizaba por el pasamanos de su apartamento.

Le tocó un edificio en llamas, el infierno en persona, un tipo sin camisa y la chica en ropa interior que no podía disfrazar su mirada de dos miedos distintos. El fuego desordenó el momento, pero José pudo distinguir el calor de sus panties favoritos. Ella apeló al peligro con “mi-amor-sácame”. El disparó venganza en forma de “¿Y a mí quién me salva?”.

martes, abril 26, 2005

Extremistas

Antes preguntaba por qué para las hormigas era tan fácil complicarse la vida. Cuando vas al baño, a menudo aparecen pelotones marchando justo por el futuro trayecto del agua, o muy cerca del jabón mojado. Te secas las manos con un gesto de solemnidad y resignación, tras cometer asesinato involuntario, pero más adelante las encuentras sobre tu gavetero cargando huellas de menta, dejando su vida a voluntad de la suerte, como los humanos.

Las hormigas son expertas en deportes extremos. Está calculado que si un humano practica alguna actividad equivalente, su cuerpo se vuelve talco, como si aceleraran la vida con el buscador de las caseteras.

Las hormigas se burlan de eso. Constantemente, se pasean por el borde de la imaginación, pasan sin darse cuenta por las ruinas del cansancio (fíjense que lo único que comen es azúcar y la tasa de obesidad es bajísima en su población mundial).

Ahora me doy cuenta por qué el ejército es tan efectivo. No sólo se trata de su uniformito rojo o negro, lo que pasa es que ya están acostumbradas a forcejear con la vida.

Su actividad favorita es deslizarse. Por eso acuden masivamente a los baños y cocinas, para que cuando la gente esté en otra cosa, tirarse por la pendiente resbalosa con sus gafas, dejando sus antenas atrás, en las manos del viento, con sus patitas confundiéndose entre sí mismas, produciéndoles una punzante cosquilla en la panza.

Alcanzan velocidades impresionantes, se detienen con la clavija que controla el paso del agua y se devuelven. Hay que decir que a pesar de que no son muy buenas nadadoras, difícilmente se ahogan, porque pegan con firmeza sus débiles patitas al suelo, con tracción en todas las gomas. Otras, empapadas de agua, no pueden caminar porque una gota les retiene un pie; entonces espera unas cuantas brisas, hasta que seque y luego camina como nueva, aunque con ligera fatiga en los tejidos.

Cuando hay gran número de competidores, una brigada de bomberos se para junto a la clavija a controlar las caídas y ayudar a cualquier deportista en problemas. Además, cada ciudad tiene su selección de competidores que envían a torneos que son famosos en todos los hormigueros.

Toda actividad extrema en las casas, termina cuando un humano se acerca. Las hormigas fingen haber regresado a la normalidad, se paran derechitas, creyendo que uno no sabe lo que estaban haciendo, y hasta se hacen las muertas.


De "Camaleón", 2000.

lunes, abril 25, 2005

Mierda Cañizares

Coño, Cañizo, te moriste. Tanto joder, para venir a morirte en primavera sin avisar, sin ponerte malo, sin hacernos invertir una lágrima anticipada; como siempre, todo lo tuyo es urgente. ¿Qué clase de tour es este?

Acostumbrado a las despedidas de semanas felices, no supiste decir adiós, me contaron que te fuiste a dormir y no volviste. ¿Qué dirán las playas y los ríos cuando vean que no vuelves? El paisaje guardará la esperanza de tu visita, porque había esperado mucho más que una eternidad para que nacieras.

¿Quién me llevará a conocerme? Coño, Cañizares, te me fuiste, tío, amigo.

martes, abril 19, 2005

Feliz cumple, poeta

El poeta nace todos los días cuando despierta y desde temprano se fuma su velita de cumpleaños. Copiloto nocturno de noches que vuelan, cómplice de la espera de la muerte, colchón de lo inexplicable, culpable de frases, cuentos, botellas. Sueña con prender a Cheva en un bar bebiendo con Sabina, calcula el movimiento de los cuerpos y celebra el año nuevo después del mes trece. Isaac es muchas cosas, un amigo es poco. Es mi hermano de todo tipo de sangre, extintor del fuego que nos quema, fabricante de alas nuevas, es Gabriel, El Poeta, Amsedel y cien palabras más.

Alfredo

Papá había dicho que era mejor criar al pollo antes de comerlo. “Así controlamos el relleno”, dijo besando su tabaco. En medio de la cuenta regresiva, había que ponerle un nombre y antes de que le crecieran las alitas, se llamaba Alfredo.

Lo dejábamos en el cuarto donde tirábamos todo lo que no se usaba. Pedazos de madera, sillas rotas, periódicos viejos, revistas y un pato de juguete que los niños rechazaron criticando abiertamente su estética.

A los pocos días, Alfredo esaba encantado con el patito, que se mecía con cualquier roce y de vez en cuando dejaba caer un expresivo “cuac” sobre los ojos maravillados del pollo. A la semana, compartía su comida con el “made in Korea”, dormía a su lado para esconderse del frío y jugaban a la lucha libre hasta el cansancio.

Alfredito se había convertido en Alfredo con un pecho que prometía “cordon blue” y en el que no cabía tanta fascinación. Había encontrado su media naranja.

Evitamos tener mucho contacto con ellos, para no mezclar los sentimientos con la comida y el día del cumpleaños de mamá, mi padre comentó que Alfredo ya no buscaba nada vivo.

El pollo había visto fotos sospechosas en una revista vieja de cocina y de vez en cuando se asustaba cuando los humanos irrumpían en la habitación con cualquier arma blanca. Se lo comentaba al pato, pero este nunca opinaba. Por eso, cuando papá entró con un delantal puesto y guantes sucios, Alfredo se dio cuenta de que debió preparar un plan de escape, pero ya era demasiado tarde.

Cuando lo mataron, Alfredo había muerto por dentro, viendo la indiferencia de su novio mientras lo agarraban por el cuello. Alfredo empezaba a correr, pero papá tomaba al pato que miraba al pollo sonriente, entonces Alfredito salía en defensa de su amor y en medio de dos swings lo agarraron y no llegó a pegar otro picotazo más. El pato le había hecho una perrería.

Entonces el mundo se le iba y él deseaba morir para evitar la secuela de una traición tan premetidada.

La habitación olía a plumas de pollo. Al pato lo tiraron al zafacón, por los salpicones de sangre. Y nunca paró de reir. Ahora quiero mandarme a hacer una sonrisa a Korea.

jueves, abril 07, 2005

Punto fijo

Me quedé un rato mirando el espacio vacío y ahora veo en todas partes tu facha de holograma. Bajé sintiendo que me esperabas y subí. Alguien me llamó en la recepción de la oficina y tu celaje cayó sobre la cabeza del lavador de carros del parqueo, que había ido a cobrar. Entonces, te dibujaste en las paredes, el inodoro, en el ascensor.

Quise erradicar al fantasma pensando en la cantidad de distracciones que existen en el mundo, guerra, literatura, chicas, naturaleza, tecnología, rock, Argentina, Barcelona, París, los planes, el trabajo diario. Pero sigo en lo mismo que al principio.

miércoles, abril 06, 2005

¿Coreografía?

No es ficción. El cuento ha dejado de ser mentira. El mundo va rumbo a otros espectros. Cojan ahí.

Esto apareció hoy en Diario Libre. Los chinos se dejaron joder. Seiscientos millones de bailarines.

http://diariolibre.com/app/article.aspx?id=30699

El día del salto

Nueva York. El sitio en internet World Jump Day sostiene que si 600 millones de personas saltan al mismo tiempo, se puede modificar la órbita de la Tierra y terminar así con el calentamiento global. Por eso está reclutando voluntarios para dar el salto el día 20 de julio de 2006. Hasta el momento casi 100 millones de entusiastas ya se han comprometido. El portal incluso le informa la hora del salto según su lugar de residencia.


Punchen ahí:

http://janieta.blogspot.com/2004/12/coreografa.html

sábado, abril 02, 2005

Perro

Juan salía de la casa de su novia cuando observó a los vecinos devolverse desesperados a sus apartamentos y encerrándose en sus carros. Algunos se quedaban fuera, no les abrían y se decepcionaban. Juan mira la dispersión, pero no se da cuenta de que el aparente meteoro no es más que Terror, pastor alemán, campeón olímpico, cinturón negro, mascota del dominican que juega futbol americano. Juan corrió, y por ponerse a pensar en qué pasaría, le arrancaron un lado de asiento. El dueño agarró al animal mientras Juan lloraba boca abajo su predisposición. Sangró su futuro, qué mal. Terror malo.

jueves, marzo 31, 2005

Ruido

Vieron que Manuel llevaba una tabla de surf en el techo. Parecía rico o extranjero. Cuatro cuervos esperaron a que regresara de la playa. Manuel le rompió la boca a uno de ellos y en la siguiente toma, estaba debajo de tres en el asiento trasero. Un cassette de un acidísimo grupo de rock hacía sangrar las orejas de reguetón de los delincuentes. Patearon, rompieron y casi le pegan un tiro a la grabadora dañada desde hacía meses. A Manuel le dolía el golpe en la cabeza cuando se reía. “Este es el peor asalto que hemos hecho. Maldita música”.

Columpio I

Margarita, no te veo desde hace casi veinticuatro horas. Dejé en el refrigerador un video imaginario de mi lengua apenas caminando por tu cuello, llegando a tu boca para intercambiar palabras en silencio y tragarnos oraciones que no llegarán a nacer. Cuando te vas y vienes, las cosas apagan y prenden. Llegarás, entonces mis huellas digitales se volverán más ásperas, para clavar sus dientes en tus superficies. Por lo menos escribe, Margarita. Trasladé al perro del jardín al patio trasero, para que el cartero se sintiera un poco más bienvenido. Cuando llamas y cuelgas, los minutos son pétalos de me-quiere-y-no-me-quiere.

miércoles, marzo 30, 2005

Feliz cumple, Rubén

Rubén ayer cumplió veinticinco. Cerré los ojos y había una fiesta con invitados ilustres. El son no puso a esperar a nuestros pies. Tocaba como nunca Carlos Vargas, los Cazafantasmas bailaban, habían llevado sus instrumentos por si acaso. En el patio aterrizaba Lobo del Aire, y salieron por la compuerta negra casi todos los Gobots, El Galáctico y Daniel Santos, que dos horas después cantaba a dúo con mi hermano. Rubén se unió al club y Chun Li le dio la bienvenida al bar con su faldita aún más corta y los delicados panties azules. Feliz cumple, astronauta y tolete.

martes, marzo 29, 2005

Big Bang

En la realidad no somos coherentes con la telepatía. Un pequeño big bang arde en el bolsillo de la camisa, pero la verdad podría ser suicida, o en el peor de los casos, cortaría la sensualidad de cada momento de incertidumbre. La sospecha interna los delata en un espectro, los oculta en otro. Sólo tendrá la flor de la mesa aquel que la deje llegar a su mano valiéndose de sí misma. Si alguien agarró una interferencia, es posible que una silla quede sin cuerpo. Sostengo un cigarro con torpeza, digo cualquier cosa y si supieras lo que estoy pensando.

jueves, marzo 24, 2005

Luz oscura

No me había percatado de la soledad, hasta que el espejo del apartamento se burló de mí. Otra mala costumbre del destino. Hoy trato de ordeñarme un texto triste, melancólico o lleno de un amor que no puedan ver los niños, pero el olor a óxido terminó venciendo mi osadía. Quiero buscar un trago, entonces se duermen mis piernas. Gateando, llego a una mesa redonda, me aburro, todo me parece una verdad distorsionada y aburrida. Miro alrededor y me elijo para pasar las últimas horas. La soledad es una forma confiable de extender el tiempo. La herida sangra, se infecta.

miércoles, marzo 23, 2005

Trauma

Mi carro vive enfermo. Sufre desde que llegó a mí, porque mi prima lo decepcionó vendiéndomelo. A veces siento que ando sobre las ruedas del milagro, pues muchas veces me transporta a pesar de sus problemas recurrentes de ortopedia. Las calles de Santo Domingo tienen la espalda violenta. Hony dejó una huella de hierro que molesta a Rosalbita, El Poeta se va a tres caídas con los portavasos, Mario le quita la piel de la barriga y yo no tengo tiempo de ocuparme de mecánica. No lo llevo al médico para evitar un diagnóstico fatal. Hoy no prendió por baterías.

martes, marzo 22, 2005

Un paso

Mariela estaba a dos pasos de ser mujer. No era atleta y sudó en el recorrido que la llevaba hacia la azotea dos veces. Sus tacos causaron el eco que disolvió el presentimiento acostumbrado en los ascensores, marcando el compás del sospechado encuentro de nuestras lenguas con cicatrices de tiempo perdido. Salimos de la cápsula a las escaleras, pero voces de minotauros jodieron la confianza del deseo. Rodamos por el polo magnético, con el filo de los escalones en la espalda, hasta llegar a la libertad excesiva de las azoteas. Faltaba sudar otro paso y se me extravió el castellano.

Pasaportes

Todas se van. Chío, cada vez más lindísima y roja, se va para San Francisco. Amy saltará con sus ocurrencias (como la canción de “Nuevayor”) en Nueva York. Mi hermana se va para España, Maria amenazó con Puerto Rico, Magia seguro salta un día de éstos con que también y en fin, vamos a quedar como una legión de Búfalos Mojados, pero sin boliche, ni sombreros y un poco tristes. Cuando me dijeron que los jóvenes tienen alas, no me lo había tomado tan literal. A ver si amarramos a Rosanel a la pata de la mesa. Cuidado con Yami.

lunes, marzo 21, 2005

Paciencia

Naces y pasa un tiempo antes de que la casa deje de dar vueltas. Lentamente, empiezas a hablar, caminar, jugar. Nunca se aprende a vivir. Llega lo que se quiere y no se puede, lo que se debe y no se puede, lo que se puede, pero da pereza. Entonces, entendemos que lo que queremos cuesta dinero, la moneda es tiempo y la forma de invertirlo es la paciencia. Sin garantías, sin lógica, sin azúcar. Con más besos callados que palabras recién nacidas. Entonces el reloj sobrepasa los límites del mareo y cada vez podemos menos y menos y menos.

viernes, marzo 18, 2005

Brevedad

Como un abuelo que sonríe pensando que está de moda morirse, te pido que envejezcas lentamente. Como los árboles y las tortugas. Así como está de lejos dejar de verte, está de cerca mi muerte.

Ocho años después

No sé si comenté alguna vez que después de casi ocho años, me junté con mis compañeros de colegio. Fue una experiencia rarísima, hasta sentí ganas de ponerme el uniforme.

Las muchachas ya son mujeres casadas y con hijos. Las que no se han casado, están comprometidas. Los tígueres somos unos niños, estamos nuevecitos y solteros. Sólo un herido (divorciado).

El futuro de casi todos ellos ha respondido al perfil. Ninguno me sorprendió demasiado. Pero es increíble, cómo la dinámica del pasado irrumpe de una vez. De inmediato volvió el clima colegial, los relajos, nombres, apodos y chismes continuaron como si no hubiera pasado el tiempo.

Para colmo, el sitio era un parque con una cancha (no, no jugamos), la puerta parecía la entrada a un túnel del tiempo. Lo más extraño es que aunque estábamos en recreo, casi nadie comió nada, todo el mundo hablaba (y bebía) sin parar.

En fin, me gustó mucho verlos, pero el silencio del paso del tiempo es abrumador. La palabra “estándar” los persiguió en forma de anillos de compromiso.

Llegaba la famosa chica que volvió loco a uno en bachillerato y los muchachos empezaban a molestar. Las muchachas del colegio no deberían casarse nunca. Entonces uno no puede ni coquetear con los antiguos amores, porque se casaron con cocodrilos y los llevan a todos lados. Hay algo ahí que es nuestro. No sé qué.

Sin azúcar

En estos días, la realidad aprieta la tuerca. Cada vez tenemos menos tiempo de soñar cosas y uno mismo se pone escéptico. El dinero no da, uno se enferma, la gente alrededor se enferma. Entonces casi todo el mundo anda sin un chele en todos los sentidos. Muchos apuestan al deseo sabiendo que perderán y efectivamente, pierden. Como ando un poco cobarde y estos tiempos están así de secos, no estoy arriesgando mucho.

Mandé el cerebro de vacaciones un rato, empecé a terminar textos viejos apostando más al trabajo prácticamente técnico, que al sentimiento específico. Veo que mucha gente anda así, respirando de manera existencialista.

Cuando me descubro haragán, me pongo en cintura lo más pronto que pueda. Estoy armando la disciplina a cumplir los próximos meses.

Lo bueno, es que le he dedicado un poco de tiempo a las cuestiones musicales, que siempre vivían abandonadas.

Quedé impactado con el nuevo video de Beck en el blog de Alex (www.alexferreira.blogspot.com). Beck es un maestro. En el mismo post, hay una foto impresionante con el tema de la suspensión de Dalí.

A éstos días les hace falta dulce de cereza.

jueves, marzo 17, 2005

¡Mucha suerte!

Maria se nos va como a las cuatro de la mañana. A esa hora el cuerpo no quiere tragos. Estaré de mal humor pensando que recibiré menos abrazos a la semana, que sentiré más frío en los bares y que la liga de futbol mixto cojea.

Los aviones no me dejan querer demasiado. Antes del amanecer, miraremos la botella y sudaremos el impacto poco a poco para que no nos agarre de golpe.

Entonces, al salir el sol, brindaremos para que Maria tenga buen viaje y muchos vuelos; el futuro no ha sabido tratar a los superhéroes y ya es tiempo de practicar la cortesía.

En el Salón de la Justicia prendieron la fuente y soltaron los avestruces. Y aunque tendré menos besos y mordidas a la semana, sé que llegó el momento de poner a volar las canillas.

Adiós Supermaria, tus dientes seguirán siendo cicatrices en los cuerpos de carne y hueso de tus Superamigos.



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miércoles, marzo 16, 2005

La Salud de los '90 / Respeto

Parece que no hay mal que resista mucho sueño y ayuno. Nos dicen que hagamos otras cosas, y especialmente, que nos miremos ciertos líquidos periódicamente, asiduamente. Pero yo no conozco un mal que resista a veinte horas de sueño y un prudente ayuno (ayuno quiere decir, por ejemplo, tomar gazpacho y ajo blanco. Y en invierno, guisos con abundante tocino y pan); y darse cuenta de que no siempre que uno piensa que se va a morir y que está hecho polvo, se muere uno. Y entonces, si tenemos miedo, no evitamos un dolor, pero encima lo anticipamos. Quiero decir, para seguir viviendo, a veces, con tal de estar sanos vamos a hacernos chequeos, nos preocupamos porque nos ha salido una mancha o un dolor.

Nuestra meta es vivir largo tiempo, y claro, en el fondo no pretendemos vivir largo tiempo: pretendemos vivir a secas, pretendemos “vivir”. Si uno intenta vivir largo tiempo, el día a día se puede envenenar bastante, pero si uno no intenta cuidarse, tampoco es buen plan. Uno confunde la valentía con la temeridad, se granjea grandes cantidades de dolor.

De modo, que vivir es muy delicado.

Cuentan de (el Rey) Alejandro que una vez se metió en un río tumultuoso de la India, todo con barro, persiguiendo al ejército que peleaba con él, y cuando iban en mitad, los caballos perdieron pie, aquellas aguas estaban heladas y se volvió a sus compañeros y les dijo: "¡me cago en la leche!, ¿os dáis cuenta las cosas que tengo que hacer para que me tengáis respeto?”.

Eso pasa poco ahora… respeto.



Antonio Escohotado

lunes, marzo 14, 2005

Secuestro

"La gente de los noventa como que no es la misma de los cincuenta"
Dr. Numbert Rice.
Hoy Me Desperté, 1998.




Se descompuso el paso de los peatones con el asalto súbito de dos enmascarados que fueron a pescar a Luis, el hijo del famoso empresario Lucho García, tirado por hombro y manga larga casi sin tropezar entre el asombro estático de la gente. Lo meten en un carro disfrazado de taxi y el tipo que conduce mira por el retrovisor la inexplicable serenidad del secuestrado, mientras el otro fuma y lo amarra.

-Descuiden –dijo el joven Luis-. Ni un pelo de mártir, sólo quiero que me dejen buscar bebidas y ropa.

Los secuestradores más sorprendidos de la ciudad, quisieron indagar y al final de quince minutos fueron a la tienda para que Luis comprara lo que quisiera, en vez de ir a caer presos a la casa familiar. El joven los entiende y saca la tarjeta que le quitarían los ladrones poco después de la compra.

Aficionado a las historias de secuestros, Luis se frota las manos pensando que su padre quizás ofrecerá por él más dinero que el que ofrecieron por Dick Monsalve en Oklahoma, en el verano de 1979. Los secuestradores pierden el pulso contra la curiosidad y preguntan a coro involuntario a qué se debe tanta ecuanimidad. El muchacho les cuenta su sueño materializado y ofrece contribuir. En el colegio ganó todos los premios de cooperación y dibujo. Sus compañeros le regalaban los comics de secuestros famosos cada cumpleaños.


Había motivo de celebración. Fueron a la tienda y en la compra incluyó varias botellas y siempre evitaba llamarles “ladrones” o cualquier sinónimo que habitara en la indignación de la gente.

El Tipo que Conduce se mostró escéptico al principio, hasta que pronto empezó a sentir celos al ver cómo su compañero se divertía jugando a las cartas con la víctima, rodeado de botellas desangrándose en las copas. Poco después, se unió a los partidos que se volvían cada vez más competitivos. – Cuánto quieres que pidamos por ti. – Dijo quien conduce-. – Tu padre ofrece ésto-. Y le pasó una hoja con las cifra anotada.

Luis se indignó. “Yo sabía que su hijo favorito era Carlos Eduardo”, es inaceptable, no hay negocio, ¿te has vuelto conformista? Y le pidió que desglosara sus gastos anuales. Además por Mathew McFarlane dieron más del doble en dólares, aquel invierno del ’82, en Filadelfia.

Además, papá había pagado mucho más por una finca en las afueras de la ciudad y no puedo creer que pague más por un par de vacas que por su hijo.

Dos días después, Luis era quien dirigía el proceso de negociación y los secuestradores se habían convertido en una especie rarísima de mediadores. Luis empezaba a incomodarse por la falta de sagacidad de quienes lo habían secuestrado y la gente que pasaba fuera del lugar escuchaba los brutales regaños que cometía contra ellos.

Atribuyó obligaciones en el modesto espacio elegido por los secuestradores y no se supo cuándo empezaron las ganas de irse del dúo más buscado por la policía.

– Mira, muchacho, puedes irte, el secuestro se acabó.

Luis, furioso, les advirtió que no iban para ninguna parte y los castigó por un par de días, hasta que desesperados, lo amenazaron con una pistola, tratando de obligarlo a escapar, pero no pudieron disimular la inexplicable incapacidad de matarlo y la repentina falta de experiencia con el arma.

El aborto del plan se complicó aún más, cuando en una ráfaga de autoridad, Luis les quitó una pistola y amenazó a los secuestradores con dispararse a sí mismo en una pierna, lo que provocaría la ira de toda la sociedad. El Tipo que Conduce supuso que los días por venir tendrían más de veinticuatro horas, así que sería más fácil si cooperaba.

El otro fue un poco más inteligente y trazó un plan de contra-ataque psicológico. Le explicó a Luisito que en todo este lío había descubierto que El Señor lo llamaba y que se elegía hombre muerto, en caso de que alguien le diera la opción de oveja descarriada o sangre. Apeló a la libertad y su capacidad de sermonear repitiendo las cosas hasta la desesperación del receptor fue letal ante el allante de Luis, que no se atrevió a dispararle cuando El Otro lo sugestionó de ahí-ahí.

- Tírame entonces, El Señor me protege.
- ¿Tú quieres que yo te pegue un tiro, loco del diablo?
- El Señor me protegerá.
- No me jodas, los mato a los dos.
- El Señor me protegerá.

El Tipo que Conduce se apresuró a interrumpir la conversación con un “Luis-yo-no-dije-ná” y a mí no me metas en su disparate, que yo estoy aquí tranquilo.

Luis recordó que mejor cuerno de vaca, que plumas de ángel y dejó ir a El Otro, quien le regaló una mirada burlona al que conduce, mientras recogía su ropa para marcharse.

El Tipo que Conduce, airado, le dibujó una nueva nariz en el rostro y aseguró que se quedaba a esperar que el mango cayera de la mata.

Y entonces, no he vuelto a saber en qué quedaron, pero estas camisas que pude cargar me quedan de lo más bien. Luis y yo “calzamos” igual en toda la ropa. Las oportunidades llegan flacas y hay que morder la masa. La libertad a veces se compra con cualquier cosa. La vaina es saber cuál es la moneda.

jueves, marzo 10, 2005

Enc/tierro (Ultima parte)

Germania mira aterrorizada mi cara. De repente, sentí un frío ensordecedor en la sien y corrí. Alberto ya dejaba su cara pálida en la ventana como un cuadro desde el interior de mi vehículo, Isaac hizo malabares con cigarrillos y cerveza, pero llegó a tiempo para que arrancáramos hacia Constanza a toda velocidad.

Pidió que abriera el baúl cuando la gente empezaba a huir. Sonaron varios disparos y nos fuimos.

Alberto cantaba nervioso, hasta que en la carretera Duarte nos tranquilizamos y nos dejamos disfrutar de su voz, sobre un karaoke de las gargantas a capella.

Llegamos a un comedor y la curiosidad me asaltó por un instante.

- ¿Qué es lo que hay en el baúl?
- Vamos a ver qué es.
- ¿pero no fuiste tú quien metió algo?
- Sí, pero acuérdate que no nos dio tiempo confirmarlo.
- ¿confirmar qué?

Isaac estaba loco. ¡Había agarrado el saco negro y lo metió en el baúl!. Entre Alberto, él y yo no juntábamos a Bonnie & Clyde y empecé a temblar. Isaac justificaba su acción una y otra vez con argumentos peligrosos para su vida, según la agresividad oportuna de Alberto. Las cámaras nos habían filmado y pronto nos encontrarían.

En el trayecto, no le habíamos preguntado a Alberto qué había sucedido, pero en cuanto recobró el color, admitió descaradamente, que lo había olvidado, para luego darnos una charla sobre gente en estado de shock que él había visto en Salcedo.

En ese momento, mientras yo movía las piernas para pensar en algo, escucho una voz de sheriff que nos obliga a levantar las manos y entregar la llave. Le paso las cosas sin mirar atrás, retrasando un disparo que me quemaría el hígado por los cuatro costados, o en el peor de los casos, la próstata, hasta que dos horas más tarde, me tomo el atrevimiento de voltearme y Alberto está desmayado. Isaac se fuma un cigarrillo con un gesto impaciente, esperando que nuestro amigo se levante.

Pregunto.

- ¿qué era lo que había en el saco?
- Ya yo estoy que ni me importa. Y para colmo, este maricón ahora dizque desmayado.
- ¿quiénes lo vinieron a buscar?
- No sé, pero dejaron el carro allí, vámonos.

Al otro día, fuimos a trabajar, como siempre. Cuando llegamos, todos actuaban como si no hubiera pasado nada, pero sentíamos que faltaba alguien, aparte de Flor, que volvería con la primavera. La prensa no había dicho nada y los rottwaillers aparentemente desaparecieron. Nadie se atrevía a preguntar, a pesar de la compañía de una ausencia inexplicable.

Isaac dice que esto no puede seguir así y se decide a llamar al vicepresidente para exigir una explicación. Pero el licenciado nunca atiende la llamada.