martes, diciembre 21, 2004

Coreografía

COREOGRAFIA

Desde aquellos ataques terroristas de Osama Bin Laden, era previsible que las tácticas de guerra evolucionaran y alcanzaran niveles que en el pasado parecieron absurdos. Los chinos descubrieron su fortaleza precisamente en lo que los enemigos señalaban como un problema: la superpoblación.

Enero 8. El presidente de la República China se prepara para la Asamblea General en el Palacio del Senado. El discurso ha generado gran expectativa en la población, porque se sabe que tocará el tema de las relaciones internacionales y todo lo referente a las amenazas recibidas desde Occidente.

Llega el mandatario de mal humor. Harto de amenazas, declaró la guerra sin hacerse responsable de las consecuencias.

El gobierno chino dispuso la obligación de sintonizar a diario un programa estatal en la noche, circuito cerrado, por el cual difundía un ejercicio de coreografía. El primer mes, fue bastante sencillo, con movimientos simples, hasta que en marzo el gran problema familiar según las encuestas, era dominar un salto en que la familia caía al mismo tiempo. Un brinco corto, con caída seca.

Las grandes cadenas televisivas de América del Norte intervenían las señales y realizaban estudios constantes para localizar algún mensaje entre líneas. La CIA y el FBI se perdían en la búsqueda, mientras el Ejército Chino se iba de vacaciones.

Qué cosa tan rara para los occidentales. China declara la guerra y los soldados se van a descansar. La confusión pronto se transformó en dejadez y chistes de Saturday Night y videos de raperos famosos.

Mientras tanto, los chinos aprendían a saltar en familia. Los horarios de las clases variaban de acuerdo al orden alfabético de los apellidos.

Llegó noviembre y los Estados Unidos no aguantaron más. Sus tropas salieron antes que algún pretexto por aire, mar y tierra, hacia la República China. La gente en la calle sólo hablaba de Tercera Guerra Mundial y de que el mundo se acabaría por las armas nucleares.
Pero en el trayecto de los rubios por el Océano Pacífico, el presidente chino convocó una rueda de prensa en red nacional. Encendieron alarmas, bombillas y alertas para que toda la población corriera frente a sus televisores.

Estados Unidos aceleraba sus velocidades para ganar tiempo y encontrar desprevenida a la población oriental, mientras el Primer Ministro decía en su discurso:

“Estimados compatriotas: ha llegado el momento esperado. Agarren todos sus salvavidas y permanezcan frente a la pantalla. El reloj oficial de nuestro Ejército Nacional iniciará el conteo en los próximos dos minutos. Hoy ejecutaremos lo que hemos practicado todo el año. No hay diferencia. Sólo que esta vez lo haremos juntos. Por favor, que el mensaje se escuche de norte a sur, de sur a norte, de este a oeste y viceversa, es decir de oeste a este” –todos los militares son iguales- “esta vez lo haremos todos juntos”.

Los chinos saltaron y todavía California permanece en alerta roja por las inundaciones, Japón nunca había visto un terremoto tan grande, la Torre de Pisa se cayó, en la Torre Eiffel hubo problemas con los ascensores, la Estatua de la Libertad cayó al mar, y el hielo de Alaska inundó Canada y el norte de los Estados Unidos. Ni hablar de lo que pasó en Florida.

En ese momento, interviene el Jefe del Ejército, para hablar por 30 segundos.

“Es una pena que todo lo que han construido con sus propias manos durante todos estos años, nos hayan obligado a destruirlo con los pies”.

2 comentarios:

Rocio Russo Pearce dijo...

de nuevo te digo que lo que leo tuyo me transporta. inconcientemente cuando leía, me entraba como en una emisora de radio de los 40, que todo se decía en vivo y dramatizado. fabulosa coreografía.

Anónimo dijo...

cada vez que te leo te quiero más y más y más y más y más....